*Catalina Quiroz Rodríguez:* una voz femenina que florece en el cafetal Representante Comité Municipal de Cafeteros de Anorí Catalina es una mujer de 33 años que vive en la vereda Las Ánimas, del municipio de Anorí, Antioquia. Madre soltera y caficultora por convicción, ha hecho del café no solo su sustento diario, sino también una fuente de esperanza y empoderamiento para su vida y la de su comunidad. Su vínculo con la caficultura nació desde la infancia, cuando ayudaba a su madre recogiendo granos de café del suelo. De esos años guarda recuerdos entrañables entre los cafetales: los cuentos familiares bajo la sombra de los árboles y la alegría de la lluvia, que marcaba el final de la jornada y el regreso al hogar. Hoy, esos momentos siguen presentes en su memoria como símbolos de trabajo, unión y sencillez. Catalina afirma que la caficultura le ha enseñado que, con amor y dedicación, todo esfuerzo tiene recompensa. Como mujer rural, ha aprendido que en el campo no existen límites de género: las mujeres también pueden desempeñar cualquier labor cafetera con la misma capacidad y entrega. Su deseo de crecer, de ser escuchada y de traer beneficios a su comunidad, la llevó a postularse como representante en el Comité Municipal de Cafeteros de Anorí. Aunque reconoce que aún queda mucho por hacer, liderar este proceso ha sido una experiencia significativa, que le ha permitido abrir espacios de participación femenina en un entorno históricamente masculino. “Cada vez se valoran más los derechos de las mujeres”, asegura con firmeza. Catalina equilibra sus múltiples responsabilidades con organización y compromiso, priorizando siempre a sus hijos, pero sin dejar de cumplir con su rol de líder. Desde el Comité ha impulsado iniciativas como la solicitud de talleres y capacitaciones para fortalecer los emprendimientos de mujeres, un primer paso en su sueño de generar nuevas oportunidades para quienes más lo necesitan. Su visión va más allá del café. Catalina sueña con ser una madre ejemplar, crear su propia empresa y emplear a mujeres cabezas de hogar, especialmente aquellas que han sufrido violencia y permanecen en silencio por miedo a perder la estabilidad de sus hijos. Su liderazgo es un reflejo de esperanza, trabajo y resiliencia en el corazón cafetero de Antioquia.