18 de junio “En la lentitud de la naturaleza descubro mi ritmo verdadero.” Lo que esta frase me enseña: La naturaleza no corre. El río no exige velocidad. La flor no fuerza su apertura. Los ciclos siguen un compás propio, paciente, preciso… y sin embargo, todo ocurre. Quizás el mundo me enseñó a correr, pero mi alma, cuando callo, me susurra un ritmo más lento, más suave, más mío. Y es ahí, en esa pausa silenciosa, donde me reconozco. Donde todo vuelve a tener sentido. Puntos clave para integrar: Escuchar mi ritmo interior. Lo que funciona afuera no siempre me sirve a mí. Elegir la lentitud como medicina. Lo que se saborea lentamente, se vive más profundamente. Respetar mis pausas. Descansar no es rendirse, es regenerarse. Confiar en el tiempo natural. Todo ocurre a su debido momento… si dejo de apresarlo. Pautas prácticas para el día: Diario: ¿Qué parte de mi vida me está pidiendo ir más lento? ¿Qué pasa en mí cuando me detengo? Ritual de lentitud: Haz una tarea cotidiana lentamente: comer, caminar, ducharse. Hazlo en silencio, con presencia. Gesto de respeto a tu compás: Permítete hoy decir no a lo que acelera tu pulso sin sentido. Honra tu ritmo. Afirmación del día: “Mi ritmo es sagrado. En la lentitud me reconozco.” —------------------------ 📝Rocío Castillo Castillo.  Autora, coach y exploradora del alma humana. Guiando el viaje hacia una vida plena y en calma.