A veces creemos que el amor tiene que parecerse a un guion de película: besos bajo la lluvia, cenas a la luz de las velas o bailes perfectos bajo una luna llena. Pero el amor verdadero, el de verdad-verdad, es más sencillo… y más profundo. Llega alguien que no baila, que no canta, que no es poeta, pero se vuelve bailarín contigo, se atreve a cantar en la ducha solo para hacerte reír, y encuentra versos en tus silencios. No porque le encante bailar ni porque le sobre el ritmo… sino porque eres tú. Y es ahí cuando todo cambia. Porque te das cuenta de que amar no es compartir gustos, sino compartir la vida. Y cuando alguien hace lo que no le gusta solo por estar a tu lado, no es un esfuerzo, es una declaración. Una que grita sin palabras: “Contigo, todo vale la pena”. Así que no te conformes con quien solo aparece en los días fáciles. Espera a quien se quede cuando haya que bailar sin música… y aún así lo intente contigo. Vibras Positivas