Hay días en los que la tierra nos enseña más que los libros. Un campesino arrodillado al amanecer no está solo sembrando, está agradeciendo. No por lo que tiene, sino por lo que aún puede hacer. Por la fuerza en sus brazos, por el latido firme en su pecho, por esa salud que le permite volver a empezar. A veces lo olvidamos: la salud no se ve en vitrinas ni se publica en redes… pero es el mayor tesoro que poseemos. Porque cuando el cuerpo responde y el alma tiene paz, somos verdaderamente ricos. Todo lo demás —el auto, el celular, los lujos— son decoraciones pasajeras del ego. La verdadera abundancia es poder respirar profundo y decir: “Aquí estoy, fuerte, vivo, presente.” La vida no se trata de cuánto tienes, sino de cómo cuidas lo que tienes dentro. Hoy, agradece por cada célula viva, por cada paso firme, por ese corazón que sigue creyendo en los milagros del día a día. Recuerda: somos ricos si tenemos salud. Todo lo demás... es lujo. 🌾✨ Vibras Positivas