Amistad. Desconozco el verdadero significado de esta palabra. No creo en mejores ni en peores, solo en lejanos y cercanos. Sé que lo perdí todo cuando mi vida se desmoronó y corrieron lejos, asustados. La soledad es una condena, pero a veces, muy pocas veces, un regalo. Ya no hay compañía, ya no veo azul en el basto cielo. Me desanimo al escuchar la primera alarma los lunes, y todos los días de la semana. Quince minutos se sienten como el cielo, o un infierno al que me acostumbré por un tiempo. Tengo que cambiar y me niego. A las ocho vuelvo a mi casa, como y duermo, aunque quiera salir y desee ver el mundo más allá de estas cuatro paredes que me aprisionan tanto como me refugian. ¿Qué es eso a lo que llaman mejor amigo? ¿Existen mejores y peores? ¿O serán solo cercanos y no tanto? Quizás la soledad está en la lejanía, en el recuerdo de quien no pudo tenerlo todo, en el transparente muro que el otro construyó.