LOBOS SOLITARIOS 🐺🌕
LOBOS SOLITARIOS 🐺🌕
June 21, 2025 at 08:52 PM
Prólogo Había una vez una nación próspera, bendecida con vastas tierras fértiles, un ejército invencible y una cultura refinada que rivalizaba con la de los imperios más grandes de su tiempo, está nación llevaba el nombre del "Reino de Valtoria". En su corazón, erguido entre colinas y ríos resplandecientes, se alzaba el majestuoso palacio real, hogar de generaciones de monarcas cuyo poder era incuestionable. La familia real de Valtoria era temida y respetada en igual medida. El rey Hadrian gobernaba con mano firme, asegurando alianzas que mantenían la estabilidad del reino, mientras que la reina Isabelle, una mujer de belleza serena, era la encargada de preservar la armonía dentro de la corte. Su único hijo, el príncipe Alec, era la promesa del futuro. Desde su nacimiento, Alec estuvo destinado a la grandeza. Cada decisión sobre su vida había sido tomada antes de que pudiera hablar sus primeras palabra. Su educación fue impecable, su entrenamiento físico rigurosamente supervisado. Sin embargo, Alec no era un príncipe ejemplar. Desde temprana edad, su arrogancia y sentido de superioridad habían sido evidentes. Disfrutaba plácidamente de los pecados de la lujuría sin importar opiniones ajenas. VALTORIA AÑO 1725 En casi pleno mediodía se escuchaban los golpes en las puertas de una de las habitaciones del palacio... - Príncipe Alec!!!! Príncipe Alec despierte por favor. Tras los fuertes golpes estaba el sonido de una voz fuerte y joven. - Damian, dime que tienes una muy buena excusa para despertarme tan temprano- respondió el príncipe al abrir las puertas de par en par. - Su padre me envió para que le recordará que hoy tenía que recibir a su prometida la princesa Elizabeth para almorzar juntos. Desde sus nacimiento el encuentro para un futuro matrimonio del príncipe Alec y la princesa Elizabeth fue arreglado por ambas partes como una unión estratégica, diseñada para fortalecer los lazos entre los reinos y garantizar la prosperidad de ambos. - Ahhh cierto, debo de vestirme rápido- hablaba mientras a la ves iba vistiendose. Mientras tanto se escucharon unas voces dentro de la habitación hablar... - Príncipe Alec no nos deje solas, nos prometió que cuando despertaramos iba a darnos un buen desayuno. Eran varias mujeres muy hermosas, desnudas sobre la cama del príncipe. - Siento decirle queridas que no podrá ser posible, pero como su príncipe he decir que siempre cumplo mis promesas- diciendo estas palabras agarró de un brazo a Damián el joven que estaba parado fuera de la habitación y lo jaló hacia dentro de ella. - El es mi mejor y más fiel amigo Damian, será quien se encargará de darles el desayuno que os prometí. - Príncipe Alec que se supone que tenga que hacer con estas mujeres- habló Damian dirigiéndose a Alec quien ya casí abandonaba la habitación. Volteó hacía Damian y le dijo al oído... - Confío en que serás lo suficientemente digno para darles todo el placer que esas maravillosas mujeres reclaman. Las puertas de la habitación se cerraron y el silencio del palacio se mezclo con sonidos de placer. Ya para el mediodía el príncipe Alec esperaba a su prometida en el salón de bienvenida. - Príncipe Alec tenga el más espléndido y sincero honor de presentarle a su prometida y futura esposa, la princesa Elizabeth. Ciertame la príncesa Elizabeth era muy hermosa, pero para Alec no sería nada más que lo mismo, si por el fuera nunca se casaría con ninguna mujer, pero en su mente estaba las palabras de sus padres acerca de lo orgullosos que estaban de darle a su reino cientos de años más de prosperidad gracias a está unión de matrimonio. - Princesa Elizabeth cada día de este mundo que vuelvo a verla mis ojos se quedan maravillados de tanta belleza- insinuó Alec. - Muchísimas gracias príncipe Alec, no sabe lo feliz que me hacen sus palabras. - Venga, déjame guiarla hacía donde nos espera una plácida y sabrosa cena. Alec sabía muy bien que palabras utilizar para que una mujer callera rendida a sus pies, era el clásico lobo cazando a su presa. Ya en el comedor una mesa esperaba llena de todo tipo de platos exquisito de diferentes comidas, y allí una princesa y un príncipe sentados conversaban sobre su futuro y otros temas. Fue cuando una de las sirvientas del palacio servía sus copas y en un descuido derramó vino sobre la princesa Elizabeth. - Mi vestido!!!- gritó fuertemente- Maldita estúpida, ves lo que acabas de hacer. - Calma Elizabeth, seguro tienes mas vestidos- habló Alec. - No igual que esté, voy a cambiarme y esperó que esto no se quede así, quiero que la despidas- luego de decir esas palabras se retiró de la sala. - Déjenos solos- les dijo el príncipe a todos los sirvientes. - Mi príncipe, no fue mi intención alguna faltarle al respeto de esta forma- habló la joven sirvienta. El jóven príncipe no pretendía escuchar las palabras de la chica, simplemente con el objetivo de lograr satisfacer a su prometida iba a despedirla hasta que... vio colgando del cuello de la sirvienta una cruz que representaba la fé hacía dios de parte de la chica. La arrogancia de Alec era tan grande que se creía por encima de dios, ignorando la religión y dejándola a un lado. - Respodeme algo sirvienta- dijo Alec. - Sí mi príncipe, responderé a cualquier pregunta- contestó la chica. - Que tan grande es su devoción por mí, tú príncipe??- preguntó Alec. - Inmensa mi señor- respondió la sirvienta. - Pues te perdonaré por mi propia gracia, aún siendo cierto que has cometido una falta grave. - Mi príncipe no sabe cuánto se lo agradezco- expresó la chica arrodillandose ante él. - Pero..... antes tienes que hacer una cosa por mi, si quieres mantener tú trabajo en el palacio. - Una cosa?? Q es señor. - Debes tirar a la basura ese patético colgante- expresó con palabras alzando su voz. - Mi colgante? Porqué que tiene?- preguntó. - No necesitas creer en un dios al que nunca has visto, tú fé a partir de ahora me pertenece solo a mi, yo he sido quien hoy te salvará de quedar en las calles. La chica suspiró fuertemente, se levantó del suelo y le dijo... - En ese caso mi príncipe, ha sido un placer trabajar para vos- sin decir una palabra más la sirvienta abandonó la sala dirigiéndose hacía la salida del palacio y retirandose de él. El príncipe había quedado asombrado, por primera ves no se había salido con la suya, y quedo en una posición bastante inquieta que hizo que su ego se retorciera de impotencia. - Príncipe Alec, su prometida regresa hacía su reino, lo espera para que la despida- dijo uno de los sirvientes del palacio al irrumpir en el salón. Tras la despedida de la princeda Elizabeth, Alec intrigado por la actitud antes asumida por la joven sirvienta mando a buscar a Damián. - Me llamó príncipe Alec. - Damián.... Damián.... cuántas veces te he dicho que dejes las formalidades conmigo, no eres igual a nadie de los que trabajan para mi en el palacio, al contrario, eres mi único y preciado amigo. Que tal con el regalo que te deje hace unas horas?. - Se podría decir que mis placidos sueños estarán garantizados por al menos unos meses- contestó Damián. Damián era el hijo de una de las sirvientas más leales y confiables de su padre, había llevado mucho tiempo a su lado y ambos crecieron juntos, siendo éste desde su niñez su único amigo. - Quiero que me hagas un favor, hace un rato una chica que trabajaba en el palacio fue despedida, necesito que investigues sobre ella y me des información. Damián era fiel a cualquier petición de Alec, sin importar que, cumplia con lo que siempre le pedía, ni siquiera se molestaba en preguntar el porque de las cosas. Horas más tarde llego con toda la información pedida hacía donde estaba Alec, quien se encontraba en el gran jardín del palacio. - Y bien??- dijo Alec esperando respuestas. - Su nombre es Allison, tiene nuestra misma edad, comenzó a trabajar hace un mes en el castillo y vive sola con su hermano de ocho años. - Y sus padres??. - Murieron desde que era pequeña y su hermano apenas tenía dos años. Alec se quedo por un momento con la mirada en el aire pensando... - Llevame hasta su casa. - Para el pueblo?, es un lugar muy peligroso para que el príncipe ande sin protección. - Ja''... quien dice que no puedo protegerme solo, además no voy solo, tú vas conmigo. Ambos fueron a escondidas hacía el pueblo, sin que nadie en el palacio se enterase. - Ahí esta la casa- habló Damián. - Y donde se encuentra ella ahora?- preguntó Alec. - Trabajando, donde más sino. - Ya encontró un trabajo?- volvió a preguntar el príncipe con tono de preocupación y culpa. - Trabaja en lo que le aparece, no es nada estable. Mientras Alec y Damián conversaba, algo jalo de los pantalones del príncipe. - Señor tiene alguna moneda que me regale para ayudar a mi hermana a comprar de comer- era un niño pequeño ajeno a la identidad del príncipe. Damián se acerco al oído del príncipe y le dijo. - Ese es el hermano pequeño de la chica. Por un momento Alec se quedo pensando, reaccionando rápidamente y diciendole a Damián. - Traes contigo moneda?. - Mm si- respondió Damián. - Prestame toda las que tengas, al llegar al palacio te las pagaré con intereses. - Me ofendes diciendo semejantes palabras, no hay necesidad de ningún tipo de interés de vuelta, solo haga lo que vaya a hacer y ya!!!- insinuó Damián. - Gracias Damián sé que siempre puedo contar contigo si estás a mi lado, toma niño aquí tienes lo suficiente para comprar comida como para unas semanas. - Muchas gracias señor!!!- dijo el niño. - No hay de que, pero que este sea nuestros secreto, vale?. - Vale!!!- dijo el niño mientras se iba corriendo dentro de su casa. - Creo que lo mejor sería volver ya al palacio, ya deben de estar buscándolo - habló Damián. - Tienes razón, mejor regresemos- dijo Alec dándole la razón a Damián. Pero Alec no podía sacarse de la cabeza a aquella chica que  desafió de tal forma su ego, así que al día siguiente volvió a ir a donde mismo pero está ves sin nadie nada más que su propia sombra. Su mente no recordaba con exactitud el camino hacía la casa de la chica debido a que está sería la segunda ves en que andaría por las calles de su pueblo a pie, hasta que..... Una chica que se escondía detras de su espalda dijo.... - Quién eres?? Y que razones tienes para estar regalando monedas gratis. Alec sorprendido bajo su capucha mostrando su rostro. - Príncipe Alec que hace usted por estos lugares- dijo la chica sorprendida. -Digamos que solo vine a enmendar mi error. - Sí se refiere a mi anterior empleo, pues llega tarde, ya no me interesa regresar al palacio y menos bajo sus órdenes- dijo la chica. - Wow al menos me darías un porqué. - Claro!!! Eres demasiado arrogante, y creo que su título real no le concede tales atribuciones, eso es algo más de su propia y podrida personalidad. El príncipe se quedó sorprendido por las palabras de esta chica. - Sabes!!! nunca nadie me había dicho ese tipo de cosas, porque tú sí ?. - Porque no soy de esas chicas que andan babeando por usted. - Imposible!!! No creo que existe la chica en este reino o en este mundo que se puede resistir a mis encanto- insinuó Alec. - En serio que tienes un grave problema con tu ego- contestó Allison- Pues aquí está la primera, así que por favor, me podría dejar trabajar tranquilamente, sé que es un gran privilegio que el príncipe venga a aparecer a la puerta de mi casa, pero gracias a usted y a su arrogancia me he quedado sin empleo. - Vale, vale, indirecta captada, entonces dime en que vamos a trabajar. - Vamos!!!- exclamó Allison confundida. - Sip, ya que no aceptaste mi oferta de volver a darte trabajo, entonces dejame ayudarte. - Tú ayudarme... jajaja... por favor no me hagas reír, mis trabajos no son los adecuados para un príncipe, caerías desmayado del cansancio en unos minutos. - Lo digo en serio- habló el príncipe con voz fuerte y decidida. - Vale, en ese casoo..... Media hora después el príncipe Alec se encontraba limpiando establos de caballos junto a Allison, al ser un trabajo que no acostumbraba a hacer, se encontraba exhausto del esfuerzo físico realizado. - Creo que esto es todo por hoy- dijo Allison quien miraba fijamente al príncipe que se encontraba recostado a las paredes del establo del cansancio, sudado y sin camisa- para ser tú primera ves no estuvo nada mal. - Te dije que no era solo un príncipe de palacio, también de muchas otras cosas. - Hablas como si hoy hubieras demostrado la gran cosa- dijo Allison. - No !!! Pero es un comienzo- contestó Alec quien al ponserse de pie se acercaba lentamente a Allison hasta quedar a centímetros de ella. - Qué haces?? Alejate!!!- exclamó Allison. - Yo no he hecho nada, tú solita puedes retroceder. Y en un momento de complicidad, se abrieron las puertas del establo... - Sabía que te iba a encontrar aquí, upsss creó que acabo de interrumpir algo. Era Damián que hablaba con voz agitada. - Tú crees.?- preguntó Alec sarcásticamente. - Por supuesto que no has interrumpido nada, yo ya me iba- dijo Allison mientras abandonaba el establo apenada. - En serio Damian!!! Tuviste que aparecer justo ahora. - Perdón, es que sus padres lo están buscando y ya no tenía palabras para poder seguir mintiendo. - Ahh, esta bien , volvamos, de todas maneras mañana será otro día. Al transcurrir de la semana, todas las tardes el príncipe Alec abandonaba el palacio para ir con Allison, días tras día cumplía su promesa de ayudarla en lo que hacía y cada ves más la llama del amor se encendía más.... - Ya has hecho suficiente, porque sigues viniendo- preguntó Allison. - Sino viniera a ayudarte en tus trabajos, que otra excusa tuviera para poder verte- respondió Alec. - Qué mentiras hablas? No haces esto por simplemente verme- dijo Allison. - No!!! Y porque otro motivo sería?. - No sé, he visto tú habitación siempre está llena de chicas hermosas, porque venir a verme?. - Es simple por un pequeño y gran motivo a la ves- dijo Alec. - Cuál ?- preguntó Allison. - Porqué ninguna se parece a tí- dijo moviendose sigilosamente hacía Allison terminando con sus labios en los de ellas. Ese día marcó el inicio de muchos iguales al que habían vivido, Alec había cambiado por completo, su amor por ella era tan grande que hizo desafiar hasta sus propios padres. - Padre, Madre los he hecho venir para hablar un tema bastante importante, y el motivo de todo este alboroto es que estoy enamorado!!!- decía Alec mientras hablaba solo con sí mismo ensayando el momento en que se opondria a sus padres. Pero para su sorpresa ya a los oídos del rey Hadrian y la reina Isabella habían llegado los rumores.... - Príncipe, sus padres el rey y la reina quieren verlo de inmediato en la sala de la corte- dijo un sirviente de los más cercano al rey. Al príncipe Alec le sorprendió que no fuera Damián quien traerá el mensaje de la reunión solicitada por su padre, por lo que ya se esperaba malas noticias para él. Al llegar a la sala de la corte se encontró con sus padres en sus tronos, con caras de descontentos y en la misma entrada dos metros más adelante a Damián, su rostro también transmitía la sensación de que el motivo de estar en ésta sala no era el de una simple conversación. - Padre, madre, que queréis hablar conmigo que es tan urgente- habló rápidamente Alec. - Sabes perfectamente porque te hemos mandado a llamar, no te hagas el desentendido Alec- dijo la reina Isabella. - Disculpad, pero no tengo la más remota idea- dijo burlandose de ellos y a su lado Damián esbozó un leve sonrisa. - Los rumores de que mi hijo, el príncipe anda revolcandose por todo el reino con una chica de los barrios más pobres es deplorable- está ves quien habló fue el rey. - Lo deplorable, padre!!! Es que en tú reino halla tipo de barrios como ese, acaso no es el gran reino de Valtoria?- contestó Alec. - No seas ignorante, en todas las civilizaciones hay ese tipo de lugares, es algo que es inevitable- dijo la reina. - Además la cuestión que estamos tratando es el de tú comportamiento que no tiene lugar ninguno, acaso no tienes suficientes mujeres ya en el castillo para ir buscando más placer en ese tipo de lugares- dijo el rey. - Y quién dice que voy en busca de placer?- habló el príncipe en tono grave. - Jajaja, no?? Y en busca de que más vais? Ya seee, no me digas que te has enamorado, tú el que siempre a ido por la vida de mujer en mujer, que lo has tenido todo sin necesidad de esforzarte debido a ese lindo rostro, Alec el más grande de los príncipes enamorado de una sirvienta que fue despedida y ahora anda por las calles. Por favor!!! No me hagáis perder la cordura, tú boda con la príncesa Elizabeth es en dos meses, esa es tú principal prioridad, no quiero verte más haciendo estúpideces. La reunión acabo, pero las palabras de su padre habían llegado lo suficiente profunfo a la cabeza de Alec, el amor que estaba sintiendo por Allison lo parecía ver débil ante el hombre que una ves presumió ser, así que dominado por el miedo a sentir éste nuevo sentimiento fue como de costumbre una tarde a donde Allison. - Hasta que por fin llegas , ya ibas algo tarde no!!!- dijo Allison ajena a lo que estaba pasando. - Sí vengo a despedirme. - A despedirte? No entiendo, te vas a algún lado- preguntaba sin entender nada. - No!! Solo que ya me aburrí de tí- dijo Alec. - Te aburriste? Acaso me estas queriendo decir que he sido tú entretenimiento todo este tiempo. - Qué pensaste? que una persona como yo se fijaría en alguien como tú, tan poca cosa. Las palabras del príncipe debastaron a Allison, quien envuelta en un mar de lágrimas salió corriendo. - Estas seguro en estar haciendo lo correcto?- le preguntó Damián a Alec quién se mostró después de haber quedados solos. - No tengo más opción, soy un príncipe, el futuro rey, tengo responsabilidades que cumplir- respondió Alec, tras decir esas palabras una lágrima salio de sus ojos. El tiempo paso y ya solo quedaba un mes para la boda, la reina Isabelle estaba tan emocionada que comenzó a hacer los preparativos desde ese entonces, así que contrato a un sujeto muy conocido por preparar las mejores bodas. Todo hubiese sido normal, sino fuera porque dentro del personal que trabaja en los preparativos, estaba Allison. El rey y la reina nunca se tomaron la molestia de averiguar por esa chica que le había dado problemas con el futuro matrimonio de su hijo, pero en cambio Alec se percató al momento de su presencia. - Qué haces aquí?- le preguntó Alec, al apartarla a un lugar donde nadie estaba viendo. - Trabajo para el tipo que la reina contrató, tranquilo no vine a arruinar tú estabilidad emocional. - Y quien dice que puedes hacer semejante cosa?- insinuó Alec. Al escuchar esto Allison se acercó a Alec y lo miró a los ojos muy de cerca y sin hacer falta palabras terminaron besandose y haciendo el amor.... - No entiendo, después de todo lo que te dije aquella ves, porque.... - Damián me dijo el porque, y lo entiendo...- dijo Allison tras vestirse y marcharse. Alec se quedó pensando en sus palabras y que quizas todo este tiempo estuvo equivocado, porqué ser como los demas quieren? Y no ser lo que realmente quieres ser y estar junto a quien de verdad quieres a tú lado? Al Allison estar entrando todos los días en el palacio, eran más las horas que Alec pasaba a su lado.... - Quiero que seas tú la que te cases conmigo y no Elizabeth le dijo a Allison. - Y tus padres?- preguntó Allison. - Me da igual mis padres, deberán entender lo que realmente me hace feliz, y en estos momentos eres tú. Era tanta su química, que incluso decidieron escaparse juntos y casarse bajo las estrellas, pero el destino a veces resulta tan cruel.... Una semana antes de la boda el príncipe Alec estaba inquieto, hacía días que Allison no venía a trabajar al palacio, sin nadie poderle dar noticias sobre ella, envió a Damián a su casa. Al virar Damián no vino con las mejores noticias, Allison se encontraba muy enferma, al punto de morir casí. La palabra discreción ya para Alec no significaba nada, hizo que los mejores médicos fueran a verla y el diagnóstico que le dieron fue que padecía de una grave enfermedad que no tenía cura, "cáncer". Alec se quedo a su lado hasta el último de los días viendo como la vida de Allison se apagaba, ya en sus últimas horas de agonía, Alec notó en unos de los estantes la cruz que un viaje fue objeto de burla suya, agarró de ella y fue fuera, donde la luz de las estrellas de el cielo oscuro de la noche los observaban de muy lejos y le rezó a dios porque la salvará, pero todo fue en vano, al regresar ya se había encontrado a Allison sin vida. Los siguientes días para Alec no tenían sentido alguno, por fin había encontrado algo diferente en su vida y se le fue arrebatado. Una noche bajo los efectos del alcohol, Alec enfadado maldijo al cielo, gritándole atrocidades, sin sentido alguno en seguir viviendo, tomó una de sus espadas y se la clavó en su corazón. Un gran funeral en su nombre recorría todo el reino de Valtoria, siendo enterrado bajo tierra con una gran cantidad de objetos de valor. Valtoria se había quedado sin un heredero, y la boda que tanto se había planificado, no tuvo ningún sentido, pero...... al paso de tres días sucedió algo. Él príncipe Alec revivió de la muerte, emergiendo desde lo oscuro de su tumba alzó su cuerpo sobre ella, saliendo hasta la superficie de la tierra. Incluso para si mismo estaba sorprendido, solo recordaba el frío abrazo de la muerte después de haberse apuñalado con su espada, pero al revisar su cuerpo no tenía ni el tan mínimo rasguño, solo lo cubría la suciedad de la tierra. Así que siguió intentando encontrar su muerte pero nada funcionaba, volvía a la vida una y otra ves sin parar, se podría decir que se había vuelto inmortal. Alec estaba sin respuesta alguna sobre lo que le estaba sucediendo, hasta que miró al cielo y se dió cuenta que todo era una especie de castigo divino de parte del cielo por sus ofensas. Aceptando su destino decidió llevar una vida normal, fuera de lo que había sido la suya anteriormente, comenzando así sus años de soledad. Errante, en un mundo que constantemente cambiaba a su alrededor.
❤️ 2

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