En la calle de Alcalá esquina a la de los Peligros se hallaba en el siglo XVII la casa de los condes de Chirel. El rey Felipe IV se quedó impresionado al conocer a su atractiva hija y comenzó a galantearla. Al conocer el padre de la chica las intenciones del monarca, le prohibió acercarse a él. Esto no le sentó nada bien al soberano, que se las ingenió para destinar al conde a un puesto oficial situado nada menos que en Italia. Una vez alejado el cancerbero, don Felipe continuó con su estrategia de seducción hasta que la joven cayó en sus brazos. De esta relación nació el primer hijo bastardo del rey: Fernando Francisco de Austria, que murió al poco tiempo. Unos años después, en el lugar donde había estado la casa de los condes, se edificó la iglesia de la Concepción Real de Calatrava. El nombre de la iglesia y los hechos acaecidos en aquel lugar propiciaron estos versos anónimos que corrieron de boca en boca: Aunque con roja señal y título en el umbral, ella lo dice y enseña; que casa en que el rey empreña es la concepción real.