
Gato por Madrid 😺
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Soy Adrián, guía oficial y divulgador cultural de Madrid. https://linktr.ee/gatopormadrid
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El humilladero de la calle de Fuencarral. Entre el ruido del tráfico y el incesante ir y venir de los madrileños que pasan por la calle de Fuencarral, en el número 44 esquina a Augusto Figueroa, existe un humilladero que milagrosamente se conserva, es el de Nuestra Señora de la Soledad y se remonta a 1712. Madoz señala que desde época remota existía un arco bajo el cual se hallaba una imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Don Francisco de Feloaga y Ponce de León, marqués de Navahermosa, dueño de la casa, mandó construir una capilla y, en su interior, se colocó un cuadro que representaba a dicha Virgen. Peñasco y Cambronero cuentan que bajo el arco de la puerta de la caballeriza del marqués de la Torrecilla, existía un cuadro de Nuestra Señora de la Soledad, alumbrado por un farolillo. Era tanta la devoción entre los vecinos del lugar por los muchos milagros que realizó la Virgen que el marqués decidió construir una capilla en el lugar ocupado por la caballeriza y con entrada por la calle de Fuencarral. El humilladero se construyó en ladrillo y sillería. Un arco de medio punto y una reja de hierro dejan ver un modesto altar y un retablo formado por dos pilastras jónicas, en el centro, el citado cuadro. En el lado derecho hay un Cristo crucificado de tamaño real, del siglo XVII. Elías Tormo lo atribuyó al hermano Domingo Beltrán. La conservación y mantenimiento de la capilla depende de la iglesia de San Ildefonso que se encarga de recoger las numerosas monedas que tiran los devotos para el sostenimiento de la misma. Hasta hace unos años, se celebraban en su interior dos misas al mes que los fieles seguían desde la calle. Éstas fueron suprimidas por el aumento del tráfico y la estrechez de la acera. El humilladero hace esquina, como se ha dicho, a la calle de Augusto Figueroa, que en origen, se denominaba calle del Arco de Santa María o Santa María del Arco. En 1904 recibió el nombre actual del periodista y escritor Augusto Figueroa.


En la vecina plaza de los Carros aparecieron unos diez metros de un viaje de agua de cronología musulmana que se construyó en el nivel de escombros utilizados para rellenar el citado borde del cerro. El viaje, de sección rectangular, conserva su canal con relleno de piedras en el fondo y un andén lateral para facilitar el paso de las personas así como dos pequeñas presas tanto para la oxigenación del agua como para nivelar el conducto. Este viaje explica el origen del nombre de la actual calle de Don Pedro, denominada en tiempos "de la Alcantarilla" en referencia a la conducción de agua. El viaje se halla en un nivel más alto que la fuente de los Caños Viejos, con que no podría haberse nutrido de ésta, pero sí podría haber alimentado los baños árabes situados cerca del viaducto. Y se halla a pocos metros del "pozo del milagro" donde San Isidro elevó las aguas para rescatar a su hijo que había caído en él. La dirección del viaje este-oeste es prácticamente la misma de la de la muralla.


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Desaparecido - Convento del Rosario Los dominicos fundaron el convento de Nuestra Señora del Rosario en 1632 en la calle de la Luna (posteriormente ocupado por el convento de Portacoeli (actual Iglesia de San Martín). Octavio Centurión, marqués de Monasterio, Presidente del Consejo de Guerra y mayordomo de la reina, construyó un convento e iglesia en la calle de San Bernardo para las monjas capuchinas. Sin embargo, estas lo rechazaron por lo que se lo entregó a los dominicos del Rosario, trasladándose estos en 1643. La iglesia era de grandes proporciones y, a Juicio de Ponz, la fachada, que no destacaba, era la mejor de todas las de la calle. Tenía tres nichos que albergaban las imágenes de mármol de la Concepción, de san José y de san Francisco, las cuales podrían proceder de Génova, ciudad natal del marqués. Además, se colocaron los escudos de armas del matrimonio.


Desaparecido - Hotel Nueva York Por encargo de Ángel Ruiz Cortés, fue construido en 1932 por Manuel Muñoz Casajús. Era de estilo racionalista y no gustó a los madrileños porque rompía la armonía de la arquitectura ornamental imperante en la Gran Vía. Se construyó en ladrillo y piedra artificial para los entrepaños, basamento y pórticos. El edificio basaba su composición en el juego de sus volúmenes: cuerpos de dobles ventanales en las esquinas combinados con planos retranqueados de grandes ventanales. Estaba formado por ocho plantas más dos de áticos retranqueados. En diciembre de ese mismo año se inauguró en los bajos el cine Actualidades que ofrecía como novedad, la sesión continua. Fue diseñado por el arquitecto Saturnino Ulargui. En los años 60 el edificio fue adquirido y derribado por el Banco Atlántico. Desaparecido igualmente este, desde 2013 se alza en su lugar un edificio de apartamentos de lujo, obra de Rafael de la Hoz.

Mitos y leyendas de la estatua del Ángel Caído Una de las estatuas más conocidas y controvertidas del parque del Retiro es la del Ángel Caído, situada sobre una fuente en la glorieta del mismo nombre. Esta obra fue modelada por el escultor Ricardo Bellver durante su estancia en Roma, por la que obtuvo la primera medalla en la Exposición Nacional de 1878. Después sería mostrada en la Exposición Universal de París de 1878. Adquirida un año después por el Museo del Prado, tiene la particularidad de que en 1885 fue instalada en su emplazamiento actual al aire libre. La figura representa a Luzbel, el ángel portador de la luz y el preferido de Dios. Su soberbia hizo que se revelase contra el Creador para hacerse dueño de la Tierra, por lo que fue desterrado a las tinieblas del infierno, convirtiéndose en el enemigo de Dios. El artista modeló la figura con un cuerpo contorsionado y en tensión al que se enroscan varias serpientes, símbolo del pecado y lo demoníaco. La obra está inspirada en la escultura clásica griega de Laocoonte y sus hijos. Alrededor del gran pedestal de granito octogonal, obra de Francisco Jareño, vemos unas cabezas de diablo que arrojan agua al pilón central y que sujetan con sus garras lagartos y serpientes. Esta glorieta está considerada el punto alusivo al demonio más importante en Madrid, y hay quien la considera una auténtica puerta al infierno. Según los expertos, no es casual que la figura se encuentre situada a 666 metros sobre el nivel del mar, el llamado número de la Bestia. Durante los años treinta y cuarenta del siglo XX, la glorieta era el punto de reunión de sectas satánicas y lugar donde se produjeron aquelarres. Más recientemente, el Ángel Caído atraía concentraciones satánicas, que decayeron tras el cierre nocturno de las puertas del parque hace unos años. Contrariamente a lo que hemos oído siempre, no es la única escultura que existe en el mundo dedicada al diablo. Las escasas figuras de temática parecida las encontramos en La Habana, Quito y Turín. Más de uno se pregunta hoy qué motivos ocultos hubo a finales del siglo XIX para levantar esta en Madrid, máxime en una época conservadora, en la que predominaba la religión católica en todos los ámbitos sociales.


De posada a hotel de lujo: la Posada del Peine. A muy pocos pasos de la Plaza Mayor y de la Puerta del Sol está el Petit Palace La Posada del Peine, rehabilitado en 2005 y convertido en hotel de lujo de cuatro estrellas. La Posada del Peine, considerado el hotel más antiguo de Madrid, fue fundada por Juan Posada en 1610 en la calle del Vicario Viejo, hoy Marqués Viudo de Pontejos, junto a la parada de las diligencias de postas. En 1796 fue adquirida por los hermanos Espino quienes la ampliaron con la construcción de un edificio anexo esquina a la calle de Postas, obra del arquitecto Francisco Álvarez Acevedo y bajo la supervisión de Juan de Villanueva. De las 150 habitaciones iniciales se ha pasado a 71 con todo tipo de lujos como duchas hidromasajes, saunas, planchador de pantalones, conexión a Internet, bicicleta estática y televisión de pantalla plana. Nada que ver con aquellas más modestas que ni siquiera tenían ventanas y obtenían la ventilación abriendo la puerta. La más curiosa era la número 126, que tenía una pequeña puerta secreta que escondía una estrecha escalera que conducía a otra habitación en la parte superior. En 1898, para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento, se coronó con un templete para reloj, pero éste no llegó a colocarse nunca. Aquí se alojaron los que venían a conmemorar dicho centenario. La posada dio cobijo, además, a la desconsolada viuda de Gustavo Adolfo Bécquer y albergó al pintor José Gutiérrez Solana. La Posada del Peine cerró sus puertas el 28 de febrero de 1970. Su última dueña, al morir, la cedió a una comunidad de monjas y ésta, a su vez, la vendió a la relojería Girod, que sólo reformó un ala del primer piso destinado a talleres. El gran reloj de este taller aún se conserva en la esquina de la posada. ¿Y saben el porqué del nombre del Peine? Se dice que en los lavabos había siempre un peine atado a una cuerda.


Menciones árabes de Madrid. Ahmad ibn Muhammad al-Razi (887-995) conocido como el moro Rasis está considerado el cronista e historiador por excelencia. Escribió la Descripción de al-Ándalus conocida como la Crónica del moro Rasis en la que cita el castillo de Madrid: “en su territorio [de Guadalajara] hay muchos castillos y ciudades, como el castillo de Madrid”. Abu Marwan ibn Hayyan (Córdoba 987-1075), en los tomos II y V de su Kitab al-Muqtabis, Crónica del Califa Abderrahmán III An-Nasir que abarca entre los años 846-881, menciona que “·Muhammad [I]... fue quien, para las gentes de la frontera de Toledo, construyó el castillo de Talamanca, y el castillo de Madrid y el castillo de Peñafora”. El cartógrafo y geógrafo musulmán Abu Abd Allah Muhammad al- Idrisi (Ceuta 1100-Palermo 1166) en su Nuzhat al-mustaq, una geografía de España, escribió que «al pie de este monte [la sierra] está Madrid, ciudad pequeña y fortaleza bien defendida y próspera, que en tiempos del Islam tenía una mezquita aljama donde regularmente se pronunciaba el sermón [del viernes]», igualmente citada en el siglo XIV por al-Umari. En el siglo XIII, el oriental Yaquut, en su Muyam al-buldan, recoge dos grafías de Madrid: Mayrit y Mahrit. Mayrit «es el nombre de un pueblo de al-Ándalus» y Majrit «<es una ciudad de Guadalajara; las primeras grafías cristianas se referían a Madrid como Maidrit, Maydrid, Maierid, Mayedrid, Mayadrid, Maidrit y Mayadrid.


Siglo XIX. El Ratoncito Pérez. Todos los niños saben que cuando se te cae un diente de leche y lo dejas por la noche debajo de la almohada, viene el ratón Pérez y te deja a cambio un regalo. Pero no mucha gente sabe que esta popular leyenda del ratoncito Pérez tiene su origen a finales del siglo XIX durante la minoría de edad de Alfonso XIII. Este monarca tuvo una salud muy delicada en su infancia, lo que le causó mucha inseguridad, fue un niño muy mimado y consentido por su madre María Cristina. Cuando cumplió ocho años se le cayó su primer diente de leche y, como se asustaba con facilidad, esto le provocó un gran disgusto; entonces su madre pidió a un famoso novelista de la época, el jesuita Luis Coloma, que escribiera una pequeña historia sobre el suceso del diente caído. La historia inventada por el padre Coloma comenzaba así: «... floreció en aquella época un rey Buby 1, grande amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones». El niño rey llamado Buby I (apodo cariñoso con el que se dirigía María Cristina a su hijo) un día pierde un diente, antes de irse a dormir el niño coloca debajo de la almohada el diente y una carta que ha escrito para el ratón, esa noche el ratoncito le hace una visita y Buby hace un nuevo amigo. Buby le pregunta al ratón si puede acompañarle en su misión de ir a buscar el próximo diente. «De pronto, sintió una cosa suave que le rozaba la frente. Incorporose de un brinco, sobresaltado, y vio delante de sí, de pie sobre la almohada, un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja, terciada a la espalda [...] El Ratón Pérez saltó de repente sobre su hombro, y le metió la nariz. la punta del rabo: estornudó estrepitosamente el reyecito, y por un prodigio maravilloso, que nadie hasta el día de hoy ha podido explicarse, quedó convertido, por el mismo esfuerzo del estornudo, en el ratón más lindo y primoroso que imaginaciones de hadas pudieran soñar...». Los dos parten alegremente hacia la casa del ratoncito Pérez para recoger el regalo que deberán dejar al siguiente niño que ha perdido un diente. El ratón vive en el número ocho de la calle del Arenal, muy cerca del Palacio Real, y entrando por la pastelería Prast, detrás de un gran queso, es donde el ratoncito tiene su hogar: una gran caja vacía de galletas Huntley (una marca británica que le gustaba mucho al pequeño Alfonso); el ratón al llegar le presenta a su familia, se toman una taza de té y salen de nuevo de la casa de Pérez rumbo a por otro diente. Llegan a la calle Jacometrezo, una zona muy humilde en aquellos tiempos, donde vive el pequeño Gilito que tiene siete años y duerme en su cama de paja. Los dos amigos quedan impactados al ver la humilde casa del niño, pues no tenían ni mantas para taparse en el crudo invierno. Sigilosamente dejan una moneda debajo de la almohada de Gilito y salen de la casa. Una vez en palacio, Buby no puede dejar de pensar en aquella pobre gente, por lo que con el regalo que le había dado el ratoncito Pérez en la mano, le pregunta a su madre: -¿Y por qué soy yo rey y tengo de todo, y ellos son pobres y no tienen nada? -Porque tú eres el hermano mayor, que eso es ser rey... ¿lo entiendes, Buby?... Y Dios te ha dado de todo para que cuides en lo posible de que tus hermanos menores no carezcan de nada -le respondió la reina regente. En reconocimiento a tan ilustre personaje, el Ayuntamiento de Madrid ha colocado una placa conmemorativa en el domicilio del ratoncito Pérez, c/ Arenal, 8.
