GRUPO OBRERO DE FORMACIÓN  MARXISTA - JORNAL
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January 31, 2025 at 03:33 AM
*Las Bambas: El Rostro del Capitalismo Extractivista y la Explotación Sin Límites en el Perú* _30/01/25_ La declaración de Claudio Cáceres, representante corporativo de la minera Las Bambas —filial de la transnacional china MMG Ltd—, sobre la exploración de solo el 10% de sus concesiones mineras (abarcando más de 35.000 hectáreas) y su proyección de producción de 400.000 toneladas métricas de cobre para 2025, debe ser analizada como un síntoma de la lógica depredadora del capitalismo extractivista, arraigada en la explotación de los recursos naturales y la fuerza laboral del proletariado peruano. *Acumulación Capitalista y Desarrollo del Capitalismo Global* La expansión de Las Bambas en yacimientos como Ferrobamba, Chalcobamba y Sulfobamba (con reservas estimadas en 4,9 millones de toneladas de cobre) refleja la dinámica descrita por Lenin sobre la fase imperialista del capitalismo: la búsqueda incesante de materias primas por parte de monopolios transnacionales para sostener la acumulación ampliada de capital. Según el Ministerio de Energía y Minas del Perú, el 15.6% del territorio nacional está concesionado a actividades mineras, con Apurímac —región donde opera Las Bambas— siendo una de las más afectadas, con el 43% de su superficie bajo concesiones. La MMG Ltd, con sede en China, opera bajo una lógica de expansión del capitalismo global: entre 2010 y 2022, las inversiones chinas en minería peruana superaron los US$ 25.000 millones, consolidando a China como primer socio comercial del Perú (Banco Central de Reserva del Perú, 2023). Esta empresa se apropia de territorios peruanos para extraer plusvalía materializada en *commodities* destinados al mercado global (el 60% del cobre peruano se exporta a China), mientras las comunidades locales son desplazadas y sometidas a condiciones del desarrollo del capitalismo global. La afirmación de que solo se ha explorado el 10% del territorio concesionado evidencia una estrategia de acumulación de capital basada en la expansión territorial y el control de recursos estratégicos. En este contexto, el desarrollo del capitalismo global ha convertido a países como Perú en proveedores de materias primas dentro de una división internacional del trabajo que prioriza las ganancias del capital transnacional sobre el bienestar de la clase obrera y las comunidades locales. Desde 1992, con la Ley de Minería neoliberal de Fujimori, más de 25 millones de hectáreas han sido concesionadas a empresas privadas, desplazando a comunidades campesinas e indígenas en beneficio de la acumulación de capital a escala global. *Explotación Laboral y Plusvalía en la Minería a Gran Escala* El discurso de "sostenibilidad" y "buen relacionamiento con las comunidades" en Apurímac, promovido por Cáceres, oculta la realidad de la superexplotación laboral inherente al modelo minero. La meta de producir 400.000 toneladas de cobre en 2025 no es un logro técnico, sino un indicador de la intensificación de la extracción de plusvalía absoluta y relativa de los trabajadores mineros. La minería a gran escala genera plusvalía absoluta mediante la extensión de la jornada laboral y la intensificación de los ritmos de producción. En los campamentos mineros, las jornadas pueden superar las 12 horas, con regímenes laborales de 14 días consecutivos de trabajo por 7 de descanso, lo que maximiza la extracción de valor de la fuerza de trabajo sin un incremento proporcional en la remuneración. A esto se suma la plusvalía relativa, obtenida mediante la introducción de tecnologías que aumentan la productividad sin elevar los salarios. La automatización de ciertos procesos mineros ha permitido que menos trabajadores extraigan mayores volúmenes de mineral, reduciendo el costo del trabajo vivo incorporado en cada tonelada de cobre extraída. Según la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, el salario promedio en Las Bambas es de S/ 3.500 mensuales (US$ 930), mientras la canasta básica familiar en Apurímac supera los S/ 4.200 (INEI, 2023), lo que obliga a los obreros a extensas jornadas para subsistir. Entre 2016 y 2022, se registraron 27 conflictos laborales en Las Bambas, incluyendo huelgas por precarización y despidos masivos (Defensoría del Pueblo). La minería a gran escala perpetúa la división internacional del trabajo: mientras Perú aporta el 10% del cobre global (USGS, 2023), solo recibe el 1.5% de las regalías mineras, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía. Esta asimetría consolida una relación de subordinación económica dentro del desarrollo capitalista global, donde el Sur Global funciona como proveedor de recursos no renovables para potencias emergentes como China, que controla el 60% de la refinación global de cobre (Bloomberg). *Hegemonía Corporativa y el Estado como Instrumento de Clase* La reunión entre el ministro Jorge Montero y los directivos de MMG Las Bambas revela la complicidad del Estado burgués peruano con los intereses del capital transnacional. Este vínculo no es nuevo: desde los años 90, bajo el Consenso de Washington, el Perú implementó políticas de ajuste que redujeron el canon minero del 50% al 12% de las utilidades empresariales (OXFAM). El Estado, lejos de ser un árbitro neutral, actúa como un aparato al servicio de la clase dominante: en 2022, el 78% de los conflictos socioambientales en Perú estuvieron relacionados con la minería, y en el 65% de los casos, las fuerzas estatales reprimieron protestas (Defensoría del Pueblo). *Contradicciones Ecológicas y Crisis Climática* La expansión minera en Apurímac agudiza las contradicciones ecológicas del capitalismo. Según un informe de CooperAcción (2023), Las Bambas consume 1.8 millones de litros de agua por hora en una región donde el 30% de la población rural no tiene acceso a agua potable. *La Lucha de Clases y la Resistencia Popular* Frente a este escenario, las comunidades afectadas por Las Bambas —históricamente marginadas por el Estado oligárquico— encarnan la vanguardia de la resistencia anticapitalista. Entre 2015 y 2023, se registraron 147 protestas contra la minera en Apurímac, con un saldo de 12 muertos y 200 heridos por represión policial (APRODEH, 2023).

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