GRUPO OBRERO DE FORMACIÓN  MARXISTA - JORNAL
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February 12, 2025 at 12:04 AM
*Victoria legal de los pescadores artesanales contra el Estado burgués: una lucha de clases en el Mar de Grau* _11/02/25_ El fallo emitido el 20 de enero de 2025 por el Segundo Juzgado Constitucional de Lima, que obliga al Ministerio de la Producción (Produce) a reglamentar la Ley 31749, no representa meramente un triunfo jurídico, sino una expresión concreta de la lucha de clases en el ámbito de la producción pesquera peruana. Este conflicto, enmarcado en la contradicción capital-trabajo, revela la tensión entre el proletariado marítimo —los pescadores artesanales— y la burguesía industrial, cuyos intereses son protegidos por el Estado burgués mediante la superestructura jurídico-administrativa. Como señaló Marx en *El Capital*, "el poder del Estado, moderno, no es más que un comité que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa" (Marx, 1867, Vol. I, Cap. 10). *1. La ley como herramienta de dominación y resistencia* La promulgación de la Ley 31749 en mayo de 2023, que delimita las cinco millas marítimas como zona exclusiva para la pesca artesanal, surge como una conquista formal de las masas trabajadoras del mar. Según el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), el 70% de la pesca artesanal se realiza dentro de las primeras cinco millas, donde habitan especies clave como la anchoveta, base de la economía de subsistencia de más de 100,000 familias costeras. Sin embargo, su no reglamentación por parte de Produce evidencia la *naturaleza de clase del Estado*, que opera como comité administrativo de los intereses del capital monopolista (Lenin, 1917). La demora burocrática no es neutral: refleja la resistencia del sector industrial pesquero —dueño del 85% de las embarcaciones mecanizadas registradas en el Registro Nacional de Pesca— a ceder espacio a los modos de producción precapitalistas, cuya existencia amenaza su tasa de ganancia. Como advierte Marx en *El Capital* (Vol. III, Cap. 27), "la clase capitalista, que ya domina económicamente, utiliza el poder del Estado como palanca para intensificar la explotación del trabajo asalariado". Henry Palma, dirigente de la Red de Pesquería Artesanal Sostenible, encarna aquí otro sector sometido al Capital que, desde su condición de pequeño productor directo, enfrenta la alienación de sus medios de subsistencia (Marx, 1844). Su demanda de «acción de cumplimiento», apoyada por CooperAcción, expone cómo el Estado, bajo el dominio de la gran burguesía, utiliza la dilación administrativa para perpetuar la explotación de los recursos marinos en favor del capital industrial. Históricamente, este patrón se repite: entre 2000 y 2020, el 90% de las normas pesqueras aprobadas en Perú beneficiaron a la flota industrial, según un estudio de la Sociedad Nacional de Pesquería. *2. Plusvalía, explotación y despojo capitalista* La competencia desleal denunciada por los pescadores —donde embarcaciones industriales con tecnología mecanizada arrasan los recursos dentro de las cinco millas— no es un "fallo de mercado", sino la manifestación de la *ley del valor* bajo el capitalismo (Marx, 1867). Las flotas industriales, que representan solo el 5% de las embarcaciones registradas, capturan el 75% de la biomasa marina peruana, según datos de Oceana (2024). Al apropiarse de la plusvalía generada por la riqueza marina, concentran capital mediante la sobreexplotación de los bienes comunes, convirtiendo el mar en un campo de acumulación primitiva. En *Teorías de la plusvalía* (Cap. IV), Marx subraya que "el capital no crea la plusvalía, sino que se apropia de ella mediante la explotación del trabajo no pagado". La reclasificación de flotas exigida por los gremios busca, dialécticamente, defender un modo de producción no totalmente subsumido al capital, donde el trabajo manual aún resiste a la maquinización alienante. La negativa estatal a prohibir redes de cerco mecanizadas en las tres millas costeras revela la *subordinación del Estado a la ley del máximo beneficio*, incluso a costa de destruir fuerzas productivas tradicionales y agudizar la pauperización del proletariado pesquero. Como explica Marx en *El Capital* (Vol. I, Cap. 15), "la maquinaria no solo actúa como competidora del trabajador, sino como poder hostil para suprimir su condición de productor independiente". Esta dinámica, analizada en *El Capital* (Vol. II, Cap. 20), muestra cómo "la circulación del capital industrial depende de la destrucción de formas de producción precapitalistas para expandir su esfera de acumulación". Desde 1992, con la liberalización neoliberal de la pesca, la flota industrial creció un 400%, desplazando a más de 30,000 pescadores artesanales de sus zonas históricas, según la Cooperativa de Pescadores Artesanales del Callao. *3. La farsa de la legalidad burguesa y la necesidad de la lucha revolucionaria* El fallo judicial, aunque favorable, desnuda los límites del reformismo legalista. La apelación de Produce y el reglamento parcial publicado en agosto de 2024 —que omite la reclasificación de flotas— confirman que *el derecho burgués es un instrumento de opresión de clase* (Pashukanis, 1924). El ministro Sergio González, al priorizar "dificultades presupuestarias", reproduce el discurso tecnocrático que enmascara la dictadura de la burguesía: bajo el capitalismo, los recursos solo se asignan en función de la rentabilidad, no de las necesidades populares. Marx, en *El Capital* (Vol. III, Cap. 47), denuncia esta lógica: "El derecho burgués santifica la propiedad privada, incluso cuando esta se ejerce sobre bienes comunes esenciales para la reproducción de la vida". Entre 2023 y 2025, el Estado invirtió $150 millones en subsidios a la pesca industrial, mientras que el presupuesto para inspección pesquera artesanal se redujo en un 40%, según el Ministerio de Economía y Finanzas. Carmen Heck de Oceana Perú acierta al señalar el riesgo para la biodiversidad, pero su enfoque ecologista omite que la depredación marina es inherente a la *anarquía de la producción capitalista* (Engels, 1876). Sin una transformación revolucionaria de las relaciones de propiedad, cualquier regulación será cooptada o incumplida. En la década de 2010, el 60% de las vedas impuestas para proteger especies fueron violadas por la flota industrial, sin consecuencias jurídicas significativas, según informes de la Defensoría del Pueblo. *4. Hacia la unidad de clase y la hegemonía proletaria* Los pescadores artesanales, al denunciar que el Estado "favorece a la pesca industrial", articulan una conciencia de clase embrionaria. Su lucha, sin embargo, requiere trascender el corporativismo y unirse al proletariado urbano y rural en un *frente único contra los empresarios*. La demanda de un sistema satelital para vigilar a las flotas industriales no basta: es necesaria la expropiación de los medios de producción pesqueros bajo control obrero-popular, aplicando el principio leninista de *planificación económica centralizada* (Lenin, 1918). Como advirtió Marx (1871), la clase trabajadora no puede limitarse a tomar el aparato estatal existente; debe destruirlo. La victoria de Henry Palma es un episodio en la guerra de posiciones, pero la verdadera emancipación exige avanzar hacia la *dictadura del proletariado*, único sistema capaz de garantizar la sostenibilidad ecológica y social mediante la propiedad colectiva de los recursos marinos. *5.Internacionalismo proletario y solidaridad global* La lucha de los pescadores artesanales peruanos no es un fenómeno aislado, sino parte de un movimiento global de resistencia contra la explotación capitalista de los recursos naturales. Desde las comunidades indígenas amazónicas que defienden sus territorios frente a la minería transnacional hasta los campesinos africanos que resisten la privatización de tierras fértiles, la lucha de clases se manifiesta en múltiples frentes. La explotación de los océanos es un problema estructural del capitalismo global, La lógica del capital no respeta fronteras geográficas ni límites ecológicos, pues su objetivo es la acumulación infinita. En América Latina, movimientos como el Frente por la Soberanía Alimentaria y la Alianza de Pueblos del Mar han comenzado a tejer redes de solidaridad internacionalista, compartiendo estrategias legales, técnicas y organizativas para enfrentar a las corporaciones pesqueras transnacionales. Estos esfuerzos coinciden con las reflexiones de Rosa Luxemburgo en *La acumulación del capital* (1913), quien destacó que el imperialismo busca constantemente nuevos territorios y recursos para sostener la expansión capitalista. La experiencia peruana podría servir como un modelo para otros países en desarrollo que enfrentan similares tensiones entre modos de producción precapitalistas y la voracidad del capital industrial. La solidaridad internacional también es crucial para contrarrestar la influencia de organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que promueven políticas neoliberales que priorizan la inversión extranjera sobre los derechos laborales y ambientales. Según un informe de la Red de Justicia Fiscal Global (2023), más del 70% de los préstamos otorgados a países latinoamericanos están condicionados a la liberalización de sectores estratégicos como la pesca, lo que profundiza la dependencia económica y la explotación de los recursos locales. Esta lucha, aunque parcial, evidencia que solo la organización revolucionaria y la insubordinación contra el Estado capitalista pueden resolver las contradicciones entre fuerzas productivas y relaciones de producción. Como analiza Shaikh (2016), la competencia capitalista no es un mecanismo armónico, sino una guerra de todos contra todos que precariza a los trabajadores y concentra el poder en manos de la burguesía. En este marco, los pescadores artesanales peruanos encarnan la resistencia contra la subsunción real del trabajo al capital, un proceso que, como señala Shaikh, "no solo explota, sino que destruye las formas de vida no mercantilizadas" (Shaikh, 2016, p. 342). Su lucha, al desafiar la lógica de acumulación capitalista, apunta hacia la necesidad histórica de superar el modo de producción dominante. Los datos son contundentes: mientras el 1% de las empresas pesqueras controlan el 80% de las exportaciones (por un valor de $4,500 millones anuales), el 95% de los pescadores artesanales vive con menos de $300 al mes (INEI, 2024). Solo la expropiación de los expropiadores pondrá fin a este ciclo de explotación.

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