
GRUPO OBRERO DE FORMACIÓN MARXISTA - JORNAL
February 13, 2025 at 01:41 AM
*El Saqueo Global del Siglo XXI: Cómo Dynacor Group Inc. Expande el Imperialismo Extractivista en Perú, Ecuador y África Occidental*
_12/02/25_
La reciente estrategia de expansión transnacional anunciada por Dynacor Group Inc., una corporación minera capitalista, ejemplifica las contradicciones estructurales del imperialismo contemporáneo y la acumulación de capital en la fase monopolista, tal como Lenin analizó en *El imperialismo, fase superior del capitalismo* (1917). La ambición de la empresa de incrementar su producción a 500.000 onzas AuEq y alcanzar ventas de mil millones de dólares para 2030, mediante la apertura de plantas en África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Ghana) y América Latina (Perú, Ecuador), no es más que la manifestación de la necesidad intrínseca del capital de expandirse geográficamente para superar sus crisis de sobreacumulación y maximizar la extracción de plusvalía. Según datos del Banco Mundial (2022), el sector minero representa el 60% de las exportaciones totales de Perú, un país donde el 20% de la población vive en pobreza extrema, evidenciando la paradoja entre la riqueza extractiva y la desigualdad social.
*1. La base material de la expansión: explotación y extracción de recursos*
El "crecimiento estratégico" de Dynacor se sustenta en la explotación de los recursos minerales y la fuerza de trabajo de países de lento desarrollo Capitalista, históricamente integrados en un sistema global de extracción económica que no se limita exclusivamente al imperialismo estadounidense, sino que incluye una red compleja de inversiones de capital extranjero y nacional. La corporación, al establecer plantas en Senegal, Ghana y Perú, reproduce la división internacional del trabajo descrita por Marx en *El Capital*: los países del llamado Sur global proveen materias primas y mano de obra barata, mientras las metrópolis capitalistas (como Canadá, sede de Dynacor) concentran el capital financiero y los beneficios. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE, 2021), el 80% de las ganancias generadas por la minería en Perú son transferidas a empresas transnacionales, dejando solo el 20% para el Estado y las comunidades locales.
La "base sólida" mencionada —reuniones con gobiernos locales, cámaras mineras y grupos de mineros artesanales— refleja la alianza entre la burguesía transnacional y las élites locales, facilitando la penetración del capital extranjero dentro de un marco económico diversificado que incluye tanto capitales nacionales como internacionales. Esta dinámica, analizada por Rosa Luxemburgo en *La acumulación del capital* (1913), demuestra cómo el capitalismo requiere constantemente de nuevos territorios para saquear, subordinando Estados y comunidades a su lógica extractivista. Históricamente, desde la colonización española en el siglo XVI, Perú ha sido explotado por su riqueza mineral, produciendo aproximadamente 180,000 toneladas de plata entre 1500 y 1800, según estudios de Bakewell (1984).
*2. Financiarización y concentración del capital: la acumulación por desposesión*
El financiamiento de esta expansión (US$ 22 millones recaudados en 2025) ilustra la financiarización del capitalismo moderno, donde la especulación bursátil y la emisión de acciones —como la "oferta pública ampliada" de Dynacor— permiten a las corporaciones movilizar recursos colectivos para privatizar ganancias. David Harvey, en *El nuevo imperialismo* (2003), define esto como "acumulación por desposesión": Dynacor utiliza capital socializado (fondos públicos y trabajo colectivo) para apoderarse de recursos naturales, desplazando a comunidades y degradando ecosistemas. Según el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (OCMAL, 2020), más del 60% de los conflictos socioambientales en Perú están relacionados con proyectos mineros, afectando directamente a más de 2 millones de personas.
La estimación de costos (US$ 23-25 millones por planta) oculta la verdadera carga social: salarios de miseria, precarización laboral y externalización de daños ambientales. La plusvalía extraída de los mineros artesanales —quienes, en condiciones de informalidad, carecen de derechos laborales— alimenta la tasa de ganancia de los accionistas en el Norte global. En Ghana, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo (BAD, 2021) reporta que el 70% de los mineros artesanales sobreviven con menos de $2 USD diarios, mientras las empresas transnacionales controlan el 90% de las exportaciones de oro.
*3. Liderazgo burgués y la superestructura ideológica del capital*
La ampliación del equipo directivo de Dynacor —con figuras como Daniel Misiano, Martin Houde y Ruth Hanna— refuerza el carácter de la gestión capitalista liderada por la burguesía financiera y comercial peruana. Estos "agentes del capital", como los denominaría Anwar Shaikh en *Capitalismo: Competencia, Conflicto, Crisis* (2016), desempeñan un rol clave en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista: normalizan la explotación mediante discursos de "crecimiento" y "desarrollo", mientras imponen estructuras jerárquicas que alienan al proletariado minero. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2022), el 35% de los trabajadores mineros en Perú laboran bajo contratos temporales, careciendo de estabilidad laboral y derechos sindicales.
El nombramiento de Jorge Luis Cárdenas en Perú y Mamadou Mbaye en Senegal ejemplifica la cooptación de élites locales para legitimar la penetración imperialista dentro de un sistema económico globalizado que no está dominado exclusivamente por el imperialismo estadounidense, sino por una red de intereses transnacionales. Incluso las "clases de idiomas" para el personal —presentadas como herramientas de comunicación— son un mecanismo de asimilación cultural que facilita el control neocolonial sobre las fuerzas productivas. Históricamente, durante el colonialismo británico en África Occidental, las políticas educativas impuestas a las élites locales buscaban precisamente consolidar esta dependencia cultural, según Enver Hoxha en *Imperialismo y Revolución* (1978), quien destacó cómo el imperialismo utiliza la educación como herramienta de dominación ideológica.
*4. Objetivos 2025: crisis ecológica y contradicciones del desarrollo capitalista*
Los proyectos en Senegal (planta piloto de US$ 4 millones) y los informes de impacto ambiental en Costa de Marfil/Ghana son una farsa burocrática. Como denunció Marx, el capitalismo convierte la naturaleza en una "mercancía gratuita", externalizando costos ecológicos. La minería aurífera, asociada a deforestación y contaminación, profundiza la crisis ambiental mientras concentra riqueza en una minoría. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2021), la minería ilegal en América Latina y África genera pérdidas anuales de $2.3 mil millones en biodiversidad y servicios ecosistémicos. En Perú, el Ministerio del Ambiente reportó en 2020 que más del 40% de los ríos en zonas mineras presentan niveles de mercurio y cianuro por encima de los límites seguros.
La expansión hacia Ecuador —país con una tradición de resistencia antiimperialista— revela la agresividad del capital transnacional, que busca neutralizar las luchas populares mediante alianzas con gobiernos neoliberales dentro de un contexto económico diversificado. Durante la década de 1990, bajo el gobierno de Jamil Mahuad, Ecuador firmó tratados comerciales con Canadá que facilitaron la entrada de empresas mineras canadienses, las cuales ahora controlan el 75% de las concesiones mineras en el país, según cifras de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE, 2022). Sin embargo, estas inversiones no implican una sumisión total al imperialismo estadounidense, sino que forman parte de un sistema global de acumulación capitalista.
*Hacia la lucha de clases y la superación del modelo extractivista*
La estrategia de Dynacor no es un caso aislado, sino un síntoma de la fase terminal del capitalismo, que solo puede sostenerse mediante la explotación intensiva de los pueblos y la naturaleza. Frente a esto, la clase obrera minera y las comunidades afectadas deben organizarse, siguiendo el llamado de Lenin en *¿Qué hacer?* (1902), para construir un frente antiimperialista que nacionalice los recursos bajo control popular y avance hacia un modelo socialista, donde la producción satisfaga necesidades humanas —no la sed de ganancia de una burguesía financiera y comercial transnacional—.