14 de febrero LA LUZ CONTRA LAS TINIEBLAS Escritura de hoy: "Entonces Jesús les habló otra vez, diciendo: 'Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8,12). ¡Fuego diario! : Sin Cristo en mi vida, no tengo luz. Pero debido a que Él me infunde Su luz, no solo reflejo Su luz, sino que puedo ser una fuente de luz y vida en el mundo oscurecido que me rodea. Marca, subraya Mi Palabra, te pide el Señor : Mateo 5,16; 6,22–23; Juan 5,19; 8,12; 2 Corintios 3,18; Santiago 1,17 La Biblia en un Año: A la Mañana: Génesis 47; Lucas 1,1–38 A la Noche: Job 13; Eclesiástico 20; 1 Corintios 1 LA LUZ CONTRA LAS TINIEBLAS ¿Qué es un testigo de la luz? Si miras al cielo en una noche despejada, la luna brilla. Los hombres han estado en la luna y saben que no tiene luz propia. Además, el espacio alrededor de la luna está en total oscuridad. Todos sabemos, por supuesto, que la luna solo refleja la luz que proviene del sol. Si la luz solar pasa a través del espacio para llegar a la luna, ¿por qué todo el cielo está oscuro alrededor de la luna? La respuesta es, como diría el famoso detective ficticio Sherlock Holmes: "¡Elemental, mi querido Watson!" La luz es invisible. Solo sabes que la luz está ahí cuando golpea un objeto. El espacio está completamente vacío. Allí no hay nada que capte la luz del sol, hasta que llega a la luna. En realidad, el espacio está lleno de luz, pero parece oscuro. Este universo está lleno de Dios. Él es "el Padre de las luces" (Santiago 1,17), y toda luz proviene de Él. Pero millones de personas caminan en una profunda oscuridad. ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo pueden las personas caminar en la oscuridad espiritual cuando todo el universo está impregnado de la luz de Dios? “La lámpara del cuerpo es el ojo. Por tanto, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está mal, todo tu cuerpo estará lleno de tinieblas. Así que, si la luz que hay en ustedes es tinieblas, ¡cuán grandes son esas tinieblas! (Mateo 6,22–23) Jesús nos mandó: "Así alumbre su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos" (Mateo 5,16). Más tarde, el apóstol Pablo nos recordó: "Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor" (2 Corintios 3,18). ¡ Elijamos ser reflectores de la luz de Dios en un mundo de tinieblas!