20 de febrero EL REY Y SU REINO Escritura de hoy: "Humíllense delante del Señor, y él los ensalzará" (Santiago 4,10). ¡Fuego diario! : La humildad y la reverencia amorosa del Señor son las verdaderas riquezas de la vida. Fíjense en Mi Palabra, subráyala pide el Señor: Proverbios 22,4; Marcos 10,31; Hechos 17,6; Santiago 4,1–10 La Biblia en un año: A la Mañana: Éxodo 3; Lucas 6 A la Tarde: Job 20; Eclesiástico 26; 1 Corintios 7 EL REY Y SU REINO Oímos hablar de políticos de ideas radicales y atrevidas, pero nunca ha habido uno que haya invertido los caminos del mundo con su materialismo e impiedad. Sin embargo, cuando Pablo y Silas fueron a Tesalónica, los judíos incrédulos dijeron: "Estos que han trastornado el mundo, también han venido acá" (Hechos 17,6). La incredulidad había dañado su vista. De no ser por su visión distorsionada, habrían visto que el mundo ya estaba al revés, mucho antes de la llegada de Pablo y Silas. Pero esa es la razón por la que habían venido, ¡para ponerlo de la manera correcta! “¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre ustedes? ¿No provienen de sus deseos de placer que guerrean en sus miembros?... ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, quien quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. (Santiago 4,1, 4.) Estamos tan acostumbrados al mundo a pesar de que la amistad con el mundo es enemistad con Dios. Las normas del mundo son lo opuesto a todo lo que Dios quiere. El dinero es la prioridad número uno. La gente con dinero está en la cima, la élite privilegiada. El resto puede arrastrarse en el polvo. Las grandes empresas aplastan a la gente común. Alcanza la grandeza parándote sobre los hombros de todos los demás, y serás honrado y envidiado. Las pruebas y adversidades de la gente común no tocan a los grandes del mundo. Pero el reino de Dios invierte estos principios y prioridades mundiales. Jesús dijo: "Muchos de los primeros serán los últimos, y los últimos primeros" (Marcos 10,31). El Señor pone en último lugar a las personas a las que el mundo pone en primer lugar. Primero en el reino de Cristo están los pobres de espíritu, no aquellos que se ríen todo el camino al banco con grandes ganancias. Luego vienen los que lloran, no los que tienen una sonrisa permanente (probablemente falsa) en sus rostros. Los siguientes en la lista de bienaventurados son los mansos, no los que pasan por encima de los demás para llegar al frente. Los humildes eclipsarán a los soberbios. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, no los que cambian su política en corrupción para ganar votos. Bienaventurados los misericordiosos, no los vengativos ni los vengadores. Bienaventurados los limpios de corazón, no los astutos ni sagaces. Luego sigue a los pacificadores, no a los que hacen la guerra; y los perseguidos, no los conciliadores e hipotecadores del futuro. ¡Permite que tu vida sea un instrumento para marcar el comienzo del reino de Dios!