24 de febrero: LA PROMESA DEL PODER Escritura de hoy: "Alégrense porque sus nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10,20). ¡Fuego diario! ¡Gracias por darme el don de Tu Espíritu Santo como mi fuente continua de poder! Fíjense en Mi Palabra: Mateo 10,1.5–8.40; Lucas 9,2; 10,2–3.17–20 La Biblia en un año: A LA Mañana: Éxodo 7; Lucas 10 A LA Tarde: Job 24; Eclesiástico 30; 1 Corintios 11 LA PROMESA DEL PODER En Mateo 10 y Lucas 9, tenemos el primer encargo limitado de los doce discípulos para una misión piloto, que tuvo lugar mientras Jesús todavía estaba en la Tierra. Era un proyecto en miniatura para ejemplificar la operación a gran escala que seguiría después del empoderamiento de Pentecostés, y nos explica cuál iba a ser el poder de Pentecostés. “Y llamando a sus doce discípulos, les dio potestad sobre los espíritus inmundos, para expulsarlos y sanar toda enfermedad y toda dolencia... Jesús envió a estos doce y les mandó, diciendo: "No vayan por el camino de los gentiles, ni entren en la ciudad de los samaritanos. Vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y al andar, prediquen, diciendo: "El reino de los cielos se ha acercado". Sanen a los enfermos, limpien a los leprosos, resuciten a los muertos, expulsen demonios. De gratis recibieron, den gratis... El que a ustedes los recibe, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió". (Mateo 10,1.5–8.40.) Lucas 9 da un relato similar de esta primera comisión. "Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos" (Lucas 9,2). Lucas 10 relata el encargo de otros setenta y dos: “Y les dio las siguientes instrucciones: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos. Ahora vayan, y recuerden que los envío como ovejas en medio de lobos. (Lucas 10,2-3). Entonces la Palabra cuenta: "Entonces los setenta regresaron con gozo, diciendo: 'Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre'. Y les dijo: "He aquí, yo les doy autoridad para pisotear serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada les hará daño. Sin embargo, no se regocijen en que los espíritus les estén sujetos, sino más bien regocíjense porque sus nombres están escritos en el cielo'" (versículos 17-20). Mientras Jesús estuvo allí con ellos, ellos tenían poder, pero cuando Él se fue, tenían otro Ayudante y fuente de poder: el Espíritu Santo. ¡Él es tu misma fuente de poder hoy!