26 de febrero LA CUMBRE DE SU PODER Escritura de hoy: "Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos" (Hebreos 13,8). ¡Fuego diario! : Me regocijo en mi Señor y Salvador Jesucristo. Él está tan vivo hoy como lo estaba en los días de la Biblia, y Él es el Señor que me sana. Fijate en Mi Palabra: Éxodo 15,26; Malaquías 3,6; 4,2; Lucas 4,18; Hebreos 13,8 La Biblia en un año: A la Mañana: Éxodo 9; Lucas 12 A la Tarde: Job 27; Eclesiástico 32; 1 Corintios 13 LA CUMBRE DE SU PODER Leemos: "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos" (Hebreos 13,8). Jesús está vivo, tan listo para sanar ahora como siempre lo estuvo. No es como la luna, que tiene fases, a veces mostrando una porción oscurecida. Él es "el Sol de Justicia... con sanación en sus rayos" (Malaquías 4,2). Lo que Jesús fue, es y será, "porque yo soy el Señor, no me muto" (Malaquías 3,6). Los milagros son parte integral del evangelio de Jesucristo, no algo añadido como una ocurrencia tardía. Dijo que había venido "a predicar el evangelio a los pobres". Lo hizo, y era muy popular entre la gente pobre de su época (y en gran medida impopular entre la clase dominante adinerada). Dijo que había venido "a proclamar libertad a los cautivos". Lo hizo, liberando las ataduras de la enfermedad e incluso de la muerte. Dijo que había venido a dar "vista a los ciegos". Lo hizo, muchas veces, tanto en sanaciones físicas como en abrir los ojos espirituales a las verdades de Dios. Dijo que había venido "para poner en libertad a los oprimidos". Él también hizo eso, liberando a personas poseídas por demonios. (Véase Lucas 4,18.) Todas las cosas que Él dijo que haría, desde curaciones milagrosas hasta enseñanzas que cambian vidas, las hizo. De principio a fin, el cristianismo es sobrenatural, comenzando como resurrección, vida y poder. Las curaciones demuestran las verdades esenciales del cristianismo y nos muestran a Jesús como realmente es. Si miramos hacia atrás, vemos que lo que Jesús era entonces, lo es ahora. Si miramos hacia adelante, vemos que Él será lo que fue. Él no se está haciendo grande, ¡Él es grande! Ahora está en el apogeo de su grandeza. Él siempre fue, y siempre será, el Sanador y el Salvador. ¡Jesucristo es nuestro gran Redentor!