Madrid, capital del fascismo: la cumbre de la vergüenza La carroña ultraderechista se ha dado cita en Madrid. Marine Le Pen, Viktor Orbán, Matteo Salvini, Geert Wilders y toda la escoria reaccionaria europea han aterrizado en España para dejar claro que su proyecto es la demolición de derechos, la persecución del diferente y la instauración de un régimen de odio. Santiago Abascal, fiel lacayo, ha sido el anfitrión de este aquelarre donde se ha celebrado la victoria de Trump, se ha llamado a una “reconquista” contra la diversidad y se ha reafirmado el objetivo: pisotear a mujeres, migrantes, colectivos LGTBI y a cualquiera que no encaje en su delirio supremacista. No han disimulado. Han dado por “muerta” la Agenda 2030, han aplaudido las deportaciones masivas y han repetido su teoría del “reemplazo”, esa basura conspiranoica que aviva masacres y crímenes de odio. Mientras se felicitaban por su avance, una activista de Femen interrumpió el acto con un grito que resonará más allá de su cumbre de miseria: “Ni un paso atrás”. Que quede claro: su objetivo es el retroceso. Volver al tiempo en que las mujeres no tenían voz, los migrantes no tenían derechos y los disidentes eran silenciados. Pero si buscan una guerra cultural, la tendrán. Porque el fascismo no se debate, se combate.