Dios está dormido. ¿Para quién es de noche? ¿Para quién es de día? Hoy les cuento mis reproches, llenos de melancolía. Ya bastante he sufrido, busco ayuda en los demás. Dicen: “Dios está dormido, no te quiere ni escuchar”. Pero no lo entiendo, ¿qué sentido tienen esas palabras? ¿Cómo se supone que va a dormir una divinidad? No comprendo, faltan emociones en todas las almas, ¿El sentido de justicia también se acaba de apagar? Quizá, Dios lleva dormido desde siempre. Me cansé de ser paciente, necesito ayuda. ¿Por qué parece que solo está dormido en lo que a mí concierne? A los otros creyentes les resuelve todas sus dudas. ¿Significa que Dios no está para mí? ¡No está! Igual que mi familia, o los que no se quedan atrás. La luna se ha aburrido de sola verme caminar. Ella jura que me he perdido, mas no me va a guiar. ¿Para quién es de noche? ¿Para quién es de día? Hoy les cuento mis reproches, llenos de melancolía. Ya bastante he sufrido, busco ayuda en los demás. Dicen: “Dios está dormido, no te quiere ni escuchar”. Y no es que no sea católica, o evangélica, o de alguna religión. Simplemente me aburrí, ¿por qué no me ayuda ese tal “Dios”? ¿Por qué me pongo de rodillas, rogándole su perdón? ¿Por haber nacido? ¿Por ser ahora lo que soy? No, no me enorgullece, pero lo tengo que aceptar. No soy otra, no soy otro, soy yo, en singular. Aunque el espejo no me reconozca, sé dónde estoy de pie. Así yo sea una sombra, o cualquier persona cruel. Depende del punto de vista, hablando con honestidad. Todo varía según tu enseñanza, lo que te dijeron “Esto está mal”. No tenemos opinión propia, solo seguimos algunas huellas. Hay gente que las encontró borradas, así que se guió con estrellas. ¿Para quién es de noche? ¿Para quién es de día? Hoy les cuento mis reproches, llenos de melancolía. Ya bastante he sufrido, busco ayuda en los demás. Dicen: “Dios está dormido, no te quiere ni escuchar”. Señor, por favor, escúchame, te lo ruego, ¿Cuánto más debo pedirte para que me consideres? ¿Qué tanto debo hacer? ¿Dejarlo todo en el fuego? Jesús mío de mi vida, ayúdame, dime lo que quieres. Lo dejé todo, ¡todo! Óyeme, ¡lo dejé todo! Dame una señal, una cuerda, algo a lo que aferrarme, Algo que me prometa que en esta vida no seré nadie, Algo que me ilusione y que me permita calmarme. ¿Debo ir, acaso, a donde dejé aquellas cenizas? Las dejé cenizas porque tenía miedo de tu traición. Pero, si me das alguna razón, te juro que las destruyo, Las pulverizo, y no las vuelvo a ver jamás. ¿Para quién es de noche? ¿Para quién es de día? Hoy les cuento mis reproches, llenos de melancolía. Ya bastante he sufrido, busco ayuda en los demás. Dicen: “Dios está dormido, no te quiere ni escuchar”. Señor, tengo miedo, lo admito. Estoy asustada. No quiero que el tiempo pase y no haber decidido nada. La gente me adelanta, ni el aire me quiere esperar. La Santa se levanta, riéndose de mi llorar.