El presbiprotestante
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February 15, 2025 at 05:03 PM
¿Que nos enseña la confesión de fe? Capitulos del 1 al 5. (Resumen) Capítulo 1: De las Sagradas Escrituras 1. La necesidad de la Escritura. Dios se ha revelado a la humanidad de dos maneras: mediante la creación y la providencia (revelación natural), lo cual deja al hombre sin excusa (Rom. 1:19-20). Sin embargo, esta revelación natural no es suficiente para la salvación. Por ello, Dios se complació en dar Su voluntad por escrito en las Escrituras (2 Tim. 3:15-17). 2. Los libros inspirados. La Escritura incluye 66 libros; 39 del Antiguo y 27 del Nuevo Testamento, los cuales son inspirados por Dios y son la única regla de fe y práctica (Gál. 1:8-9). 3. Los libros apócrifos no son inspirados ni tienen autoridad divina, sin embargo, pueden consultarse como cualquier otro libro de inspiración humana. 4. La autoridad de la Escritura. La autoridad de la Biblia no depende de la iglesia, sino de Dios mismo, quien es su autor. Por eso, debe ser creída y obedecida (2 Ped. 1:19-21). 5. El testimonio del Espíritu Santo. Podemos estar seguros de que la Biblia es la Palabra de Dios por sus enseñanzas, su poder para cambiar vidas y su unidad. Sin embargo, solo el Espíritu Santo nos da plena convicción de su verdad (1 Cor. 2:10-12). 6. La suficiencia de la Escritura. La Biblia contiene todo lo necesario para la gloria de Dios y la salvación. No debe añadirse ni quitarse nada. Sin embargo, el Espíritu sigue guiando a la iglesia en su aplicación (Deut. 4:2). 7. La claridad de la Escritura No todas las partes de la Escritura son igual de claras, pero todo lo necesario para la salvación se entiende con diligencia y ayuda del Espíritu (Sal. 119:105). 8. Los idiomas originales. La Biblia fue escrita en Hebreo (arameo) y griego, los cuáles nos ayudarán en cualquier disputa, Pero, debe estar disponible en el idioma de cada pueblo para que todos puedan conocer a Dios (Col. 3:16). 9. La interpretación de la Escritura. La Escritura se interpreta a sí misma. Si hay dudas sobre un pasaje, debe entenderse a la luz de otros textos más claros (Hech. 15:15). 10. La regla suprema. La Biblia es la máxima autoridad para resolver cualquier debate doctrinal. Ningún concilio, tradición o enseñanza humana puede contradecirla (Mat. 22:29). Capítulo 2: De Dios y de la Santa Trinidad. 1. La naturaleza de Dios. Dios es único, vivo y verdadero. Es espíritu infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad (Deut. 6:4; Juan 4:24; Mal. 3:6). 2. Los atributos de Dios. Dios es autosuficiente y soberano. Nada ocurre fuera de su voluntad. Él conoce todas las cosas, es omnipotente y perfectamente santo (Sal. 115:3; Is. 46:9-10). 3. La Trinidad Dios existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Son de una misma sustancia, poder y gloria, pero distintas en sus funciones y relaciones (Mat. 28:19; 2 Cor. 13:14). Capítulo 3: Del decreto eterno de Dios. 1 y 2. El decreto de Dios. Dios ha ordenado desde la eternidad todo lo que sucede, según su sabiduría y voluntad soberana, sin ser autor del pecado ni violar la libertad humana (Ef. 1:11; Rom. 9:15). 3. La predestinación. Dios, por su gracia, ha elegido tanto a ángeles como seres humanos a algunos para vida eterna y a otros los ha dejado para muerte eterna. (Rom. 8:29-30; 1 Ped. 2:8). 4. El número de elegidos, tanto de ángeles como seres humanos no puede aumentar ni disminuir. 5. El propósito de la elección. La elección no se basa en obras o méritos de los hombres, sino en el propósito soberano de Dios en Cristo para su Gloria. (2 Tim. 1:9; Ef. 2:8-9). 6. Dios ha puesto todos los medios para que los seres humanos elegidos, caídos en Adán, sean redimidos en Cristo con todas las gracias salvadoras. 7. La reprobación Dios permite que algunos permanezcan en su pecado para manifestar su justicia y gloria, sin ser autor del pecado (Prov. 16:4; Rom. 9:22). 6. El evangelio y la elección. Aunque Dios ha determinado quién será salvo, el evangelio debe ser predicado a todos, y todos los que vengan a Cristo serán recibidos (Mat. 22:14; Juan 6:37). Capítulo 4: De la creación. 1. La creación del mundo. Dios creó el mundo y todo lo que en él hay de la nada, en seis días, declarando que todo era bueno. Esto refleja su poder, sabiduría y bondad (Gén. 1:1-31; Heb. 11:3). 2. La creación del hombre Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, con razón, voluntad, con la ley de Dios en su corazón y poder para relacionarse con Él. El hombre fue hecho para la gloria de Dios y para gobernar sobre la tierra, Dios lo dotó de libre albedrío el cual estaba sujeto a cambio. (Gén. 1:26-27). Capítulo 5: De la providencia de Dios. 1. La providencia general de Dios. Dios sustenta y gobierna todas las criaturas y cosas por medio de su sabiduría y poder, de acuerdo con su voluntad. Nada sucede sin su consentimiento, y Él dirige todo hacia su fin último (Sal. 145:15-16; Ef. 1:11). 2. Aunque todo sucede de acuerdo con la presciencia y el decreto de Dios, quien es la causa principal de todo, Él ha dispuesto que las cosas ocurran según las causas secundarias, ya sean necesarias, libres o contingentes. 3. Dios en su providencia se vale de medios, sin embargo es libre de obrar sin ellos, sobre ellos o contra ellos. 4. En su providencia (que el ser humano no comprende) Dios permite el pecado, lo hace de manera controlada y sabiendo cómo encauzarlo para sus fines santos, sin ser Él el autor ni aprobarlo, ya que Él es completamente justo y santo. 5. Dios, siendo sabio, justo y clemente, permite que sus hijos enfrenten tentaciones y sufran por sus pecados para enseñarles humildad, mostrarles la corrupción de sus corazones, fortalecer su dependencia de Él y hacerlos más cautelosos frente al pecado, todo con fines santos y justos. 6. Como Juez justo, Dios ciega y endurece a los malvados por sus pecados, negándoles su gracia y, en ocasiones, quitándoles los dones que ya tenían. Esto los expone a situaciones que alimentan su corrupción y los lleva a ceder a sus deseos, tentaciones del mundo y el poder de Satanás, endureciéndose aún más, incluso cuando se les dan oportunidades para arrepentirse. 7. Aunque la providencia de Dios, en general, alcanza a todas las criaturas, así también, de una manera muy especial cuida de su iglesia y dispone todas las cosas para el bien de ella.
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