⚜️TEOLOGÍA Y BIBLIA ⚜️
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May 26, 2025 at 02:12 PM
Eclesiastés Summary ECCLESIASTES; O, EL PREDICADOR EL TÍTULO GRIEGO EN LA VERSIÓN DE LOS LXX. INTRODUCCION El título hebreo es Koheleth, que el autor del libro se aplica a sí mismo (cap. 1:12). "Yo, Koheleth, fuí rey sobre Israel". Significa un Reunidor o Convocador de reunión, y un Predicador de tal reunión. La forma femenina del sustantivo hebreo, y su construcción una vez (cap. 7:27) con el verbo en femenino, demuestra que no solamente significa Salomón, el predicador de las asambleas (cuando se construye con el verbo, o sustantivo masculino), sino también la sabiduría divina (vocablo femenino en el hebreo), la que habla por boca del rey inspirado. En seis de los siete casos se construye en el masculino. Salomón fué dotado de sabiduría inspirada (1Ki 3:5-14; 1Ki 6:11-12; 1Ki 9:1 (refs3), etc.; 1Ki 11:9-11), lo que le preparó debidamente para su tarea. Los orientales se deleitan en tales reuniones para los discursos solemnes. Así los árabes antes tenían una asamblea anual, en Ocadh, para oír y recitar poemas. Cf. "Maestros de las congregaciones" (nota del cap. 12:11, tambiéa del 12:9). "El Predicador enseñaba la sabiduría al pueblo", probablemente de viva voz; 1Ki 4:34; 1Ki 10:2, 1Ki 10:8, 1Ki 10:24; 2Ch 9:1, 2Ch 9:7, 2Ch 9:23 (refs7), evidentemente se refieren a un diván o algo en lugar público reunido para discusión literaria. De modo que "propuso", (disertó, habló, el mismo verbo en el hebreo) tres veces repetido (1Ki 4:32-33), se refiere no a composiciones escritas, sino a discursos hablados en asambleas convocadas a propósito. El Espíritu Santo, sin duda, significa también por el término, que la doctrina de Salomón está destinada para la "congregación grande," la Iglesia de todos los lugares y edades (Psa 22:25; Psa 49:2-4 (refs2)). Salomón, claro está, es el autor (caps. 1:12, 16; 2:15; 12:9). Que los rabinos lo atribuyan a Isaías o a Ezequías se explica por la suposición de que aquél o éste lo incluyó en el canon. La diferencia de su estilo, comparado con el de Proverbios y Cantares, se debe a la diferencia de temas, y al período diferente de su vida en la que se escribió cada uno: a saber, Cantares, en el fervor de su primer amor a Dios; Proverbios, como al mismo tiempo, o algo después; pero Ecclesiastés en su ancianidad, como sello y testimonio del arrepentimiento de su apostasía en el período correspondiente: el Psa 89:30, Psa 89:33 (refs2) comprueba su arrepentimiento. La sustitución del título Koheleth por Salomón (eso es, paz), puede que implique que, habiendo conturbado a Israel, perdió entretanto su nombre de paz (1Ki 11:14, 1Ki 11:23 (refs2)); pero ahora, habiéndose arrepentido, desea ser de aquí en adelante un Predicador de justicia. Las pretendidas expresiones extranjeras en el hebreo podrían haber sido fácilmente importadas, por la grande intercomunicación con otras naciones durante su largo reinado. Además los supuestos caldeísmos pueden ser fragmentos conservados de la lengua común de la que el hebreo, el siríaco, el caldeo y el arábigo fueron brotes. El propósito de Ecclesiastés es demostrar la vanidad de todas las ocupaciones meramente humanas, cuando se hace de ellas la principal finalidad, en contraste con la verdadera bienaventuranza de la verdadera sabiduría, o sea, la religión. La inmortalidad del alma se menciona incidentalmente, como subsidiaria al propósito principal. La ley de Moisés presuponía esta verdad, y sacó sus sanciones de recompensa y de retribución de acuerdo con la teocracia, que estaba bajo una providencia especial de Dios como Rey temporal de Israel, de la vida presente, más bien que de la futura. Pero después que Israel escogió un rey terrenal, Dios retiró, en parte, su providencia extraordinaria, de modo que bajo Salomón, las recompensas temporales no invariablemente seguían a la virtud, ni los castigos al vicio (cf. los caps. 2:16; 3:19; 4:1; 5:8; 7:15; 8:14; 9:2, 11). Por tanto suscitóse la necesidad de demostrar que estas anomalías serán rectificadas en el más allá, y ésta es la "conclusión", pues, de "todo" el libro que, viendo que hay un juicio venidero, y que los bienes actuales no satisfacen al alma, "todo el deber del hombre es temer a Dios y guardar sus mandamientos" (cap. 12:13, 14), y entretanto aprovechar, en gozosa y serena sobriedad, y no abusar, de la vida presente (cap. 3:12, 13). Se objeta que parece que se inculca el epicurismo sensual (cap. 3:12, 13, 22, etc.); pero lo que se enseña es el goce agradecido de los actuales dones de Dios, en oposición al espíritu murmurador, congojoso, avaricioso, como se comprueba por el cap. 5:18, cf. con los vv. 11-15, no haciendo de aquellos dones el fin principal de la vida; no el goce de la liviandad de insensatez; la mala comprensión advertida en los caps. 7:2-6; 11:9; 12:1. Otra vez, el cap. 7:16; y el 9:2-10 pudiera parecer que enseñan el fatalismo y el escepticismo. Pero éstas son palabras puestas en boca de un contrario; o más bien, fueron del lenguaje de Salomón mismo durante su apostasía, que encuentra eco en el corazón de todo sensual que desea ser incrédulo y que, por tanto, ve en el mundo que le rodea bastantes dificultades en qué basar su voluntariosa incredulidad. La respuesta se da (en los caps. 7:17, 18; 9:11, etc.; 11:1, 6; 12:13). Aun cuando se comprenda que estas palabras son de Salomón, deben ser entendidas como una prohibición de una "justicia propia" de uno, que pretenda obligar a Dios a que imparta la salvación a obras buenas imaginarias y a un rigor externo agotante; también prohiben aquella especulación que pretende sondear los inescrutables consejos de Dios (caps. 8:17), y aquella despreocupación acerca del futuro, de conformidad con Mat 6:25. El Sumo Bien es aquel cuya posesión nos hace felices, que ha de ser buscado como el fin, por amor de él mismo; no siendo todas las demás cosas sino los medios para su alcance. Los filósofos que hicieron de él el gran tema de sus investigaciones, lo limitaron a la vida presente, considerando que lo eterno era irreal, y útil solamente para atemorizar a la gente. Pero Salomón demuestra la vanidad de todas las cosas humanas (inclusive los así llamados filósofos) para satisfacer al alma, y que la sabiduría celestial sola es el bien principal. Así había enseñado cuando era joven (Pro 1:20; Pro 8:1 (refs2), etc); también en Cantares había espiritualizado el tema en una alegoría; y ahora, después de haber probado personalmente tanto tiempo las tantas maneras en que el mundo trata de alcanzar la felicidad, da en la edad avanzada el fruto de su experiencia. Ecclesiastés se divide en dos partes: caps. 1-Pro 6:10, que demuestran la vanidad de las cosas terrenas; y caps. 6:10 a cap. 12, que enseñan la excelencia de la sabiduría celestial. Ocurren desviaciones de los estrictos métodos lógicos en estas divisiones, pero en los de mayor importancia, se observan. Hacen que el estilo sea rígido y artificioso, y por tanto más acomodado a todas las capacidades mentales. Es poético; la división hemistiquial es la forma más observada, pero no siempre. La elección de epítetos, las figuras, el orden invertido de palabras, la elipsis, el paralelismo o, en su ausencia, la similaridad de dicción, caracterizan la versificación. Eclesiastés 1:1-18 CAPITULO 1 INTRODUCCION. 1. del Predicador—y Convocador a asambleas para el propósito. Véase la Introducción anterior. “Koheleth” en el hebreo, nombre simbólico de Salomón y de la Sabiduría celestial que hablaba por medio de él y se identificaba con él. El v. 12 revela que “rey de Jerusalén” está en oposición no con “David,” sino con “Predicador”. en Jerusalem—meramente su metrópoli, no su reino entero. 2. El tema propuesto de la primera parte de su discurso, Vanidad de vanidades—hebraísmo, por vanidad absoluta. Como “Santo de los (lugares) santos” (el Santísimo) (Exodo 26); “siervo de siervos” (Gen 9:25). La repetición aumenta la fuerza. todo—en hebreo “el todo,” todo sin excepción, a saber, las cosas terrenas. vanidad—no en sí mismas, pues Dios nada hace en vano (1Ti 4:4-5), sino vanas cuando son puestas en lugar de Dios, y hechas el fin en vez de los medios (Psa 39:5-6; Psa 62:9; Mat 6:33 (refs3)); vanas también a causa de la “vanidad” a la que fueron “sujetadas” por la caída (Rom 8:20). 3. qué provecho … trabajo—eso es, con respecto al sumo bien (Mat 16:26). El trabajo es provechoso en su debido lugar (Gen 2:15; Gen 3:19; Pro 14:23 (refs3)). debajo del sol—es decir, en esta vida, en oposición con el mundo venidero. La frase vuelve a aparecer muchas veces, pero sólo en Ecclesiastés. 4. tierra siempre—Psa 104:5.) Mientras que la tierra permanece la misma, las generaciones de los hombres van cambiando siempre; ¿qué provecho puede haber, pues, de las fatigas de aquel cuya estada en la tierra, como individuo, es tan breve? El “siempre” tiene sentido comparativo, no absoluto (Psa 102:26). 5. (Psa 19:5-6.) con deseo vuelve—El verbo en el hebreo es jadear, y metafóricamente significa apresurarse, de uno que corre (“el fuerte,” Psa 19:5) en la carrera. Se aplica más bien al sol saliente, que parece surgir laboriosamente hasta el meridiano, que no al sol poniente; los acentos también favorecen a Maurer, quien dice: “Y (tornando también) a su lugar, donde jadeante se levanta.” 6. a sus giros—vuelve de nuevo por sus giros, caminos anteriores, por muchas que sean sus viradas hasta ahora. El viento del norte y el del sur son los dos prevalecientes en Egipto y Palestina. 7. Por las cavidades subterráneas, y por la evaporación que forma las nubes de lluvia, los manantiales y los ríos reciben agua de la mar, a la que después retorna. La idea que corresponde es, que los hombres individuales van cambiando continuamente, mientras que la sucesión de la raza continúa; así como el sol, el viento, y los ríos, cambian, mientras que el ciclo por donde gira es inalterable: vuelven al punto de partida. Por tanto en el hombre, como en estos objetos de la naturaleza que le son análogos, con todos los cambios aparentes, “no hay nada nuevo” (v. 9). 8. Maurer traduce: “Todas las palabras se matan de cansancio”, eso es, son inadecuadas, como también “el hombre no puede expresar” todas las cosas del mundo que sufren este incesante, inalterable ciclo de vicisitudes: “El ojo no se satisface con contemplarlas.” Pero es evidentemente un retorno a la idea (v. 3) respecto al “trabajo” del hombre, que no es sino agotante y sin provecho; “nada nuevo” de bueno resulta de él (v. 9); porque como el sol sale … etc., así los trabajos fatigosos del hombre se mueven en un ciclo inmutable. El “ojo” y el “oído” son dos de los capataces por los que trabaja el hombre. Pero éstos nunca “se hartan” (cap. 6:7; Pro 27:20). Ni podrán hartarse después de ahora, porque no habrá “nada nuevo.” No así el sumo bien, Jesucristo (Joh 4:13-14; Rev 21:5 (refs2)). 9. nada hay nuevo—en absoluto, como en Num 11:6. Esto no se significa en sentido general; sino que no hay fuentes nuevas de felicidad (el tema en discusión) que se puedan inventar; repitiéndose vez tras vez el mismo círculo de placeres comunes, cuidados, quehaceres, estudio, guerras, etc. (Holden). O como dice Maurer: “Lo que ha sido hecho ante nosotros (en nuestra presencia. 1Ch 16:33), ya fué hecho en los tiempos antiguos.” 11. La razón por qué se creen nuevas algunas cosas, que en realidad no lo son, es que es imperfecta la historia existente de las edades precedentes entre sus sucesores. sucederá … después—es decir, los que vivan aun después de las “cosas, más bien las personas o generaciones (v. 4) con las que este versículo está relacionado, los seis versículos intermedios son meramente ilustraciones del v. 4 (Weiss), que han de venir” (caps. 2:16; 9:5). 12. Se reasume lo del v. 1, siendo los vv. intermedios palabras introductorias de su tesis. Así que se repite “el Predicador” (Koheleth). fuí rey—en lugar de “soy rey,” porque está por dar los resultados de su experiencia pasada durante su largo reinado. en Jerusalem—especificado, contrariamente a David, quien reinó en Hebrón y también en Jerusalén, mientras que Salomón reinó sólo en Jerusalén. “Rey de Israel en Jerusalén” denota que reinó sobre Israel y Judá combinados; mientras que David, en Hebrón, reinó sólo sobre Judá, y hasta que se estableció en Jerusalén, no reinó sobre ambos: Israel y Judá. 13. este penoso trabajo—a saber, de “escudriñar todas las cosas hechas debajo del cielo.” No la sabiduría humana en general, la que viene después (cap. 2:12, etc.), sino el laborioso inquirimiento y las especulaciones acerca de las obras de los hombres, por ejemplo, la ciencia política. Como el hombre está destinado a procurar su pan, así también su conocimiento, por el sudor de su rostro (Gen 3:19). (Gill.) en que se ocupen—es decir, “sean disciplinados: lit., para que en ello se castiguen o se humillen.” 14. Se da aquí la razón por qué la investigación de las “obras” del hombre no es sino “penoso trabajo” (v. 13), a saber, porque todos los caminos del hombre son vanos (v. 18) y no pueden ser enmendados (v. 15). aflicción (devoramiento de presa). de espíritu—Maurer traduce: “la persecución del viento” como en el cap. 5:16; Hos 12:2 : “Efraim se apacienta del viento.” versiones antiguas apoyan a la inglesa, “en la que se dice ejercitarse.” 15. La investigación (v. 13) de los caminos humanos es trabajo vano, porque son desesperadamente “torcidos” y no pueden ser “enderezados” con ella (cap. 7:13). Dios, el sumo bien, solo puede hacer esto (Isa 40:4; Isa 45:2 (refs2)). lo falto—(Dan 5:27.) contarse—de modo de hacer un número completo: equivale a ser suplido. (Maurer.) O más bien, el estado del hombre es del estado falto, y lo que es totalmente defectivo no puede ser enumerado ni calculado. El investigador piensa que puede reunir, en números exactos, la estadística de las necesidades del hombre; pero éstas, inclusive los defectos del investigador, no son parciales, sino totales. 16. Hablé yo con micorazón—(Gen 24:45.) sobre todos, etc.—a saber, los sacerdotes, jueces, y los dos reyes anteriores a Salomón. Su sabiduría excedía a la de todos los que fueron antes de Jesucristo, el Koheleth antitípico, o el “Convocador de hombres,” (Luk 13:34), y la “sabiduría” encarnada (Mat 11:19; Mat 12:42 (refs2)). ha percibido, etc.—(Jer 2:31.) Contrástese con esto el gloriarse en la sabiduría mundana (Jer 9:23-24). 17. sabiduría … locuras—es decir, sus efectos, las obras de la sabiduría y de la insensatez respectivamente. “Locura,” lit., extravagancia vanidosa; el cap. 2:12 y el 7:25, etc., apoyan nuestra versión más bien que a Dathe, “asuntos espléndidos.” Desvaríos” (tontería) se lee en algunos MSS, en vez de la del presente texto hebreo de “prudencia.” Si éste se conserva, debe entenderse la “prudencia,” falsamente así llamada (1Ti 6:20), o “astucia” (Dan 8:25). 18. sabiduría … ciencia—no en general; sino el conocimiento especulativo de los caminos del hombre (vv. 13, 17), el que, cuanto más avanza, más dolor motiva a uno cuando se da cuenta de cuán “torcidos” y “faltos” son (v. 15; cap. 12:12). <<<^>>>
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