La doctrina calvinista, también conocida como la teología reformada, es un sistema de creencias cristianas que se basa en las enseñanzas de Juan Calvino. Se centra en la idea de la soberanía de Dios en la salvación, la autoridad de la Biblia y la gracia inmerecida. Principales puntos de la doctrina calvinista: La gracia soberana: Dios es el único que elige a los que salvará, y la elección no se basa en la fe o las buenas obras de la persona, sino en la voluntad de Dios. La depravación total: La naturaleza humana está corrompida por el pecado, lo que significa que los seres humanos no pueden elegir a Dios por sí mismos. La elección incondicional: Dios elige a algunos para la salvación por su propia voluntad, sin tener en cuenta ninguna condición o mérito humano. La expiación limitada: Jesús murió solo por los pecados de los elegidos, no por los de toda la humanidad. La gracia irresistible: La gracia de Dios es tan poderosa que no puede ser resistida, y Dios aplica la salvación a aquellos que elige. La perseverancia de los santos: Los que son verdaderamente elegidos por Dios perseverarán en la fe hasta el fin, y no pueden caer de la gracia. La doctrina de la predestinación: Una de las características más destacadas del calvinismo es la doctrina de la predestinación, que establece que Dios ha predestinado a algunas personas a la salvación y otras a la condenación. Sin embargo, la doctrina de la doble predestinación, que establece que Dios también ha predestinado a algunos a la condenación, no es universalmente aceptada por todos los calvinistas. Algunos calvinistas creen en la predestinación simple, que afirma que Dios elige a los elegidos para la salvación, pero no predestina a nadie a la condenación. En resumen, la doctrina calvinista enfatiza la soberanía de Dios, la incapacidad del ser humano para salvarse a sí mismo, y la elección incondicional de Dios para la salvación de algunos.