Distinto Ser distinto… ¿qué es eso? ¿Qué significa, en realidad? ¿Es algo bueno? ¿O algo malo? Supongo que, como todo, depende del contexto. Los humanos somos raros. Todos diferentes, todos únicos, y sin embargo, nos molesta cuando alguien realmente lo es. Porque si ser distinto te beneficia, entonces es “bueno”. Si no lo hace, es “malo”. Y si no cambia nada, entonces… no eres distinto en absoluto. Solo alguien más. Muchos quieren sobresalir, destacarse, pero eso puede terminar bien… o muy mal. Puedes ser celebrado o rechazado. Y a veces, ambas cosas al mismo tiempo. Cuando iba a la primaria, yo era distinto. Para la sociedad, eso era malo. La realidad no lo era tanto, pero aún así me llevé burlas, insultos y empujones. Sangraba como todos, sentía como todos, quería lo mismo que ellos… pertenecer. Y esperé con ansias el día en que se terminara esa etapa. Mientras otros soñaban con ser abanderados, con tocar la guitarra frente al teatro, yo solo quería dejar de ser el distinto. ¿Qué significa eso, realmente? Si lo parto en dos: “Dis” y “tinto”. “Dis”: sin. “Tinto”: tinta, esencia. ¿Entonces… ser distinto es estar sin esencia? ¿O tener una tan diferente que los demás no saben leerla? Quizá eso es la normalidad: diluirse, no sobresalir. Porque si te destacás en algo, no importa: seguís usando zapatos como todos los demás. Pero si no los usás, o si llevás otro calzado… entonces sí: eso es ser distinto. Llegó un momento en que ya no me importó. Y a los demás tampoco. Y al que no le guste, que se joda. Gastate tu dinero en otro par de zapatos, morite de hambre hambre por conocimiento porque mientras ustedes se hunden en su ignorancia, yo, el distinto, me salvaré. Y cuando me rechazaron, cuando me arrojaron al pozo por no encajar, olvidaron que yo ya sabía cómo salir. Pero ustedes no. Ustedes no tienen idea.