📰 CENIT & VERDAD ∴ EL PÓDCAST DE MONDEGO, LLC.
📰 CENIT & VERDAD ∴ EL PÓDCAST DE MONDEGO, LLC.
June 18, 2025 at 09:13 AM
¿Qué es lo que me pasa cuando tengo una reacción alérgica grave? A veces, cuando mi cuerpo entra en contacto con ciertas sustancias —como el Clorox, el marisco, el látex, o incluso algunas mascarillas médicas—, lo que ocurre dentro de mí no es una simple molestia o una picazón sin importancia. Lo que ocurre es lo que se llama anafilaxia, una reacción alérgica generalizada que puede ser rápida, brutal… y mortal si no se actúa a tiempo. La anafilaxia no es como un estornudo o una alergia leve. Es un colapso. Es como si mi cuerpo creyera que está siendo atacado por algo peligroso —aunque no lo sea para la mayoría de la gente— y decide defenderse de forma exagerada, descontrolada. Y esa “defensa” es la que me pone en peligro. Cuando eso sucede, varios sistemas del cuerpo se ven afectados al mismo tiempo. Mi piel reacciona con ronchas, picazón, enrojecimiento o hinchazón. Mi respiración se vuelve difícil, como si me estuvieran cerrando la garganta con una mano invisible. El corazón empieza a latir con fuerza o a perder ritmo, y la presión arterial baja de golpe. A veces, si no recibo ayuda inmediata, puedo incluso perder la conciencia. Me estoy apagando. Literalmente. Cuando esa caída de presión afecta mi corazón y el sistema cardiovascular, lo que tengo ya no es solo una anafilaxia: es choque anafiláctico, una emergencia médica. No hay tiempo que perder. El único tratamiento que puede salvarme en ese momento es adrenalina intramuscular. No hay pastilla, no hay espera, no hay “vamos a ver si mejora”. Tiene que ser una inyección inmediata. Por eso yo siempre tengo que estar preparado, y quienes están cerca de mí deben saberlo también. Porque un minuto puede marcar la diferencia entre volver a respirar... o no volver jamás. Después de un episodio así, siempre tengo que acudir a un alergólogo. Un especialista que investigue qué lo provocó, cómo evitarlo, y si necesito llevar conmigo una pulsera médica, un autoinyector de adrenalina, o algún otro sistema de alerta. Lo peor de esta condición es que nunca sabes cuándo te puede pasar. A veces estoy bien, tranquilo, y de pronto algo invisible me traiciona: un olor, un material, una comida mal identificada. Y el cuerpo empieza a gritar desde dentro. Yo no exagero cuando digo que tengo que vivir con cuidado. Esto es real. Esto es serio. Y aunque parezca invisible a simple vista, es una parte de mí que convive conmigo todos los días. Por eso te lo comparto con franqueza. Porque amarme también significa comprender esto: que mis reacciones alérgicas no son simples molestias, sino advertencias del cuerpo... y que, si alguna vez me ves luchando por respirar, es porque me estoy jugando la vida.

Comments