*#reflexión | MATAR CON PATENTE DE CORSO* Resulta curioso cómo los conceptos de "defensa" y "agresión" se pliegan como papel al calor de los intereses geopolíticos. Hoy Alemania y Francia defienden el "derecho de Israel a defenderse" y condenan los "ataques iraníes". El problema es que, esta vez, no hay ataque iraní que condenar. Lo que sí hay —y es clamorosamente evidente— es un bombardeo israelí sobre territorio iraní. El viejo eufemismo del "ataque preventivo", esa doctrina imperial que convirtió el derecho internacional en un guiñapo durante la invasión de Irak, vuelve a escena sin que a Berlín o a París les tiemble la voz. La realidad es tan tozuda como incómoda: Teherán ni siquiera ha respondido. Ni un misil, ni un dron, ni una réplica militar. Pero da igual. El relato ya está escrito: Israel "se defiende", Irán "es el agresor". Se llama propaganda. Y la están tragando, difunden y blanquean gobiernos que se llenan la boca de valores europeos. Hablar de "doble rasero" es un ejercicio de indulgencia. Esto no es un doble rasero. Esto es complicidad estructural. Es aceptar que un Estado aliado puede violar el derecho internacional con total impunidad, mientras se demoniza preventivamente a su adversario, aunque este ni siquiera haya contestado. Es una indecencia política sostenida por un andamiaje mediático que hace mucho que renunció a la verdad. Que nadie se lleve a engaño: cuando Alemania y Francia aplauden el "derecho a defenderse" de quien bombardea y criminalizan al bombardeado que aún no se ha defendido, lo que están defendiendo no es el derecho, sino el privilegio de matar con patente de corso.