Micro-lecturas Bahais
Micro-lecturas Bahais
May 22, 2025 at 10:15 AM
*23 de mayo de 1844, Declaración del Báb* “Habiendo enviado a Mullá ‘Alí en su misión, el Báb convocó a su presencia las Letras restantes de los Vivos, y a cada uno de ellos dio un comando especial y designó una tarea especial. Él les dirigió estas palabras de despedida: "¡Oh mis amados amigos!, son los portadores del nombre de Dios en este día. Han sido elegidos como los depósitos de Su misterio. A cada uno de ustedes les corresponde manifestar los atributos de Dios, y ejemplificar con sus obras y palabras las señales de su justicia, su poder y gloria. Los miembros de tu cuerpo deben dar testimonio de la altitud de tu propósito, la integridad de tu vida, la realidad de tu fe y el carácter exaltado de tu devoción. Porque de cierto digo que este es el día hablado por Dios en su Libro: «Ese día pondremos un sello en sus bocas, pero sus manos nos hablarán, y sus pies darán testimonio de lo que habrán hecho." Considera las palabras de Jesús dirigidas a sus discípulos, mientras él los envió para propagar la Causa de Dios. En palabras como estas, les ordenó levantarse y cumplir su misión: 'Sois igual que el fuego que en la oscuridad de la noche ha sido encendido sobre la cima de la montaña. Deja que tu luz brille ante los ojos de los hombres. Tal debe ser la pureza de tu carácter y el grado de tu renuncia, para que la gente de la tierra a través de ti reconozca y se acerque más al Padre celestial que es la Fuente de pureza y gracia. Porque nadie ha visto al Padre que está en el cielo. Ustedes, que son sus hijos espirituales, deben ejemplificar sus virtudes, y testificar su gloria. Vosotros sois la sal de la tierra, pero si la sal ha perdido su sabor, ¿con qué será salada? Tal debe ser el grado de tu desapego, que en cualquier ciudad en la que entres para proclamar y enseñar la Causa de Dios, no esperes de ningún modo carne o recompensa de su gente. No, cuando salgas de esa ciudad, deberías sacudir el polvo de tus pies. Como habéis entrado en ella pura e indefensa, así debéis partir de esa ciudad. Porque de cierto digo que el Padre celestial está siempre con vosotros y cuida de vosotros. Si le eres fiel, él seguramente entregará en tus manos todos los tesoros de la tierra, y te exaltará sobre todos los gobernantes y reyes del mundo. ’ ¡Oh, mis cartas! De cierto digo, inmensamente exaltado es este día por encima de los días de los apóstoles de los viejos. ¡No, inconmensurable es la diferencia! Ustedes son testigos del amanecer del día prometido de Dios. Sois los participantes del cáliz místico de Su Revelación. Circula los lomos del esfuerzo, y sé consciente de las palabras de Dios reveladas en Su Libro: "He aquí, el Señor tu Dios ha venido, y con él está la compañía de sus ángeles dispuestos delante de él!" Purguen sus corazones de deseos mundanos, y dejen que las virtudes angelicales sean su adoración. Esfuérzate para que con tus obras den testimonio de la verdad de estas palabras de Dios, y tengan cuidado de que, al volviendo atrás, Él pueda cambiarte por otro pueblo, que no será como ustedes, y que tomará de ustedes el Reino de Dios. Los días en que la adoración ociosa se consideró suficiente han terminado. Llega el momento en que nada más que el motivo más puro, apoyado por acciones de pureza inoxidable, puede ascender al trono del Altísimo y ser aceptable para Él. “La buena palabra se levanta a él, y la obra justa hará que sea exaltada delante de él.” Ustedes son los humildes, de los cuales Dios ha hablado así en su libro: “Y deseamos mostrar favor a los que fueron bajos en la tierra, y hacerlos líderes espirituales entre los hombres, y hacerlos nuestros herederos. Has sido llamado a esta estación; lo alcanzarás, sólo si te levantas para pisotear debajo de tus pies todo deseo terrenal, y te esfuerzas por convertirte en esos honorados siervos de Su que no hablan hasta que él haya hablado y que cumplen su voluntad.’ Ustedes son las primeras Letras que se han generado desde el Punto Primal, los primeros Manantiales que han salido de la Fuente de esta Revelación. Ruego al Señor tu Dios que conceda que ningún enredo terrenal, ningún afecto mundano, ninguna búsqueda efímera, pueda empañar la pureza, o amargar la dulzura, de esa gracia que fluye a través de ti. Te estoy preparando para la llegada de un día poderoso. Haga su mayor esfuerzo para que, en el mundo venidero, yo, que ahora le estoy instruyendo, pueda, ante el asiento de la misericordia de Dios, regocijarme en sus acciones y gloria en sus logros. El secreto del día que está por venir ahora está oculto. No se puede divulgar ni estimar. El bebé recién nacido de ese día destaca a los hombres más sabios y venerables de este tiempo, y el más bajo y más inaprendido de ese período sobrepasará en entender a los divinos más eruditos y logrados de esta época. Dispersaos a lo largo y ancho de esta tierra, y, con pies firmes y corazones santificados, preparad el camino para su venida. No prestes atención a tus debilidades y fragilidad; fija tu mirada en el poder invencible del Señor, tu Dios, el Todopoderoso. ¿No ha hecho él, en días pasados, que Abraham, a pesar de su aparente impotencia, triunfara sobre las fuerzas de Nimrod? ¿No ha permitido a Moisés, cuyo cayado era su único compañero, vencer a Faraón y a sus ejércitos? ¿No ha establecido él la ascendencia de Jesús, pobre y humilde como lo era a los ojos de los hombres, sobre las fuerzas combinadas del pueblo judío? ¿No ha sometido Él a las tribus bárbaras y militantes de Arabia a la santa y transformadora disciplina de Muhammad, su Profeta? Levántate en su nombre, pon tu confianza totalmente en él, y ten la seguridad de la victoria final.’ __Los rompedores del alba: Narrativa de Nabíl de los primeros días de la Revelación Bahá'í.
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