*Hoy en bocadillos para el Alma* *Cuando el alma clama desde lo profundo* 📖 Camino a Jesucristo – Luz en las Redes En la vida hay momentos en los que sentimos que todo se desmorona. La salud, las relaciones, la estabilidad, e incluso la fe, parecen tambalearse. Es en ese punto, cuando ya no hay fuerza ni dirección, donde muchos encuentran el umbral de lo divino. El salmista, en un breve pero poderoso versículo, nos recuerda algo vital: “En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción.” – Salmos 107:13 Este versículo no describe a personas perfectas ni fuertes. No habla de quienes tenían el control, sino de los que se hundieron. Hombres y mujeres que se hallaban en la angustia, en la desesperación, pero que, en vez de rendirse, alzaron la voz hacia lo alto. El texto no dice que Dios tal vez los escuchó, ni que dependía de su pasado. Dice con seguridad que Él los salvó. Esto es una constante en las Escrituras: Dios responde al clamor sincero. Lo hizo con el pueblo de Israel en Egipto (Éxodo 3:7), con Jonás en el vientre del pez (Jonás 2:2), con David en sus persecuciones (Salmo 18:6), y lo sigue haciendo hoy, contigo y conmigo. La palabra “clamaron” no se refiere a una oración formal o a una frase bien estructurada. Se trata de un grito desde las entrañas. Cuando el alma ya no puede más y el corazón se deshace. Es ahí donde Dios actúa con mayor fuerza. No porque nos complazca en nuestra debilidad, sino porque Él se perfecciona en ella (2 Corintios 12:9). No importa cuán lejos hayas caído, cuán profunda sea tu aflicción o cuán rota esté tu historia. Si clamas desde tu angustia, si levantas tu voz a Aquel que tiene poder, Él no se quedará en silencio. La historia de cada persona transformada por Dios comienza con un clamor. Hoy es un buen día para dejar de fingir fortaleza y clamar desde la verdad de tu dolor. Porque no estás solo, no estás olvidado. Dios no ignora al que clama; Él rescata, restaura y renueva. *Feliz día junto al Señor y recuerda que tú vales mucho para Dios.* *✍️ Manu*