*ENTRE CAÍDAS NACEN LOS GIGANTES* ¿Cuántas veces has surcado mares infinitos buscando una orilla que te devuelva la calma? ¿Cuántas veces has sentido que caminas por el mundo, pero sigues atrapado en los límites de tu propia mente? Y aun así, justo cuando la duda amenaza con consumirte, alzas tu voz al cielo y en ese susurro espiritual, Dios te responde. Entonces asciendes. Más allá de las sombras, donde el universo se ordena en armonía, te conviertes en una chispa eterna que resplandece entre galaxias, un destello de fe que rompe la oscuridad. Escuchas la música del alma, un canto divino que el oro no compra ni el tiempo borra, porque has descubierto que la verdadera riqueza habita dentro de ti. Celebra, sí, pero no por lo fácil. Celebra porque has vencido el miedo, porque has abrazado tus heridas y las has transformado en fuerza. Porque te has levantado cuando parecía imposible. Eres como un rayo en plena tormenta: audaz, impredecible, imparable. Como Tesla, alimentado por sueños tan intensos que mueven el mundo. Que te llamen Pantera, no solo por la fuerza de tu cuerpo, sino por la nobleza de tu espíritu. Eres ese ser indomable que ruge cuando todo calla, que avanza cuando todos dudan. Cazador de sueños, domador del caos, criatura valiente que no se rinde ni ante la noche más oscura. Llevas el poder en la mirada, y una historia de superación latiendo en el pecho. Ama la vida, aunque sea efímera, con la intensidad de quien sabe que cada segundo es único. Baila con el alma libre, ríe con el corazón abierto, y deja que la madrugada te encuentre celebrando en la cima de tus logros. Sube al escenario de tus sueños, sin miedo, con el pecho erguido y el alma encendida. Porque con Dios como guía, no hay abismo que no puedas cruzar ni cima que no puedas conquistar. *Vive con alma de guerrero. No te conviertas en quien hiere por miedo, ni en quien se esconde por dolor. Si caes, que sea para impulsarte más alto. Si luchas, que sea con la certeza de que el amor, la fe y la pasión te hacen invencible. Porque la verdadera grandeza no es nunca haber caído… es haber tenido el coraje de volver a levantarte cada vez, más fuerte que nunca.*