18 de junio CREYENDO Las Escrituras de hoy: “Tengan ánimo… porque yo confío en Dios que será así como me fue dicho” (Hechos 27,25). ¡Fuego diario!: En Cristo, la roca sólida en la que estoy. Marca mi palabra: Hechos 27,20–26. La Biblia en un año: Mañana: Deuteronomio 23; Salmos 112 y 113. Noche: Isaías 50; Apocalipsis 20. CREYENDO La fe creyente no es solo creer sin nada especial en mente, es creer hacia algo y por algo. Y mucho más aún, hacia Alguien y por Alguien. La Palabra de Dios da punto, dirección y propósito. Sin la Biblia, es como “una flecha disparada al aire que cayó a la tierra, no sé dónde”. De hecho, es el único libro que da a la fe un objetivo positivo. Uno se pregunta qué proponen algunas religiones hacer por las personas que creen. Se convierten en una peregrinación religiosa, creyendo por el mero hecho de creer. El apóstol Pablo estaba a bordo de un barco que se hundía, pero dijo: “Yo confío en Dios”. No era un sentimiento desafiante. Era específico: Ahora, cuando ni el sol ni las estrellas aparecieron durante muchos días, y una tempestad no pequeña nos abatía, toda esperanza de que pudiéramos salvarnos fue finalmente abandonada... Entonces Pablo se puso de pie en medio de ellos y dijo:... “Les insto a que tengan ánimo, porque no habrá pérdida de vida entre ustedes, sino solo del barco. Porque se me apareció esta noche un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo, diciendo: ‘No temas, Pablo... de hecho, Dios te ha concedido a todos los que navegan contigo.’ Por tanto, tengan ánimo, hombres, PORQUE YO CONFÍO EN DIOS que será así como me fue dicho. Sin embargo, debemos encallar en una cierta isla.” (Hechos 27,20–26) Fue bastante diferente para un hombre que cruzaba el Océano Atlántico en una tormenta. El capitán trató de tranquilizarlo, diciendo: “Señor, estamos en las manos de Dios.” El hombre respondió: “¿Es tan malo como eso?” Por favor, sostén esta verdad profundamente en tu corazón hoy: “¡cuando Dios te da una promesa, entonces puedes apoyarte firmemente en ella!”