ONBC Camagüey
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June 13, 2025 at 01:10 AM
¿Deberían las organizaciones ser resilientes? El término resiliencia ha sido ampliamente popularizado desde que Barack Obama lo pronunció en el Foro de Davos en 2013. Para quienes no están familiarizados, su significado se asemeja a la resistencia, ya que proviene de la fuerza de ciertos materiales que se doblan sin romperse y vuelven a su forma original. Sin embargo, en realidad, la resiliencia se refiere a la capacidad de superar situaciones difíciles, de emerger de adversidades, traumas, tragedias y amenazas manteniendo una actitud positiva frente a la vida. Según la Real Academia Española, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo ante elementos que alteran su equilibrio o estado, o la habilidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su condición inicial tras haber sido sometido a una perturbación. No obstante, la resiliencia no es exclusiva de las personas, sino que también puede aplicarse a las organizaciones. De acuerdo con la norma BS 65000 y la ISO 22316, la resiliencia organizacional es la capacidad de una entidad para anticipar, prepararse, responder y adaptarse a cambios bruscos y a interrupciones súbitas, con el fin de no solo sobrevivir, sino también prosperar. En esencia, no se trata solo de mantenerse, sino de avanzar en medio de la incertidumbre. Esto implica que una organización debe desarrollar y mantener diversas opciones y proyectos a largo plazo, que puedan ser utilizados frente a cambios disruptivos en el entorno. Las claves para lograrlo incluyen: - Diversificar las ofertas actuales y adaptarlas al entorno digital. - Gestionar los errores correctamente, entendiendo por qué ocurrieron y asegurando que no se repetirán, antes de buscar culpables. - Analizar estratégicamente las tendencias, aprendiendo antes que los demás. - Reconocer que gestionar riesgos a largo plazo implica aceptar costos perceptibles a corto plazo. En definitiva, la resiliencia organizacional consiste en ser flexible y competitivo en cada actividad a través de pilares fundamentales como un liderazgo sólido y adaptable, una comunicación transparente ante los desafíos, y una gestión proactiva del riesgo, que implique identificar y evaluar cada plan o proyecto para evitar que cualquier problema sorprenda a la organización. Finalmente, la resiliencia no solo garantiza la continuidad en tiempos difíciles, sino que también permite transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento y evolución.

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