
Camino a Jesucristo
June 21, 2025 at 07:31 AM
*Hoy en bocadillos para el Alma*
*El Juicio que Solo Dios Puede Hacer*
📖 Camino a Jesucristo – Luz en las Redes
Sábado. Un día distinto. Un día apartado. Un recordatorio semanal de que no somos los dueños del tiempo, ni de la vida, ni del juicio. En medio del ajetreo de los días laborales, el sábado llega como un susurro divino que nos invita a frenar… a mirar hacia lo eterno.
Y en ese silencio sabático, resuena con fuerza este versículo de Pablo a los corintios:
“Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo; esperen hasta que venga el Señor. Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda” (1 Corintios 4:5).
¿Cuántas veces hemos caído en la tentación de emitir veredictos sobre otros? De mirar conductas, palabras o incluso silencios… y sacar conclusiones. Es fácil jugar a ser jueces. Pero este texto no solo es una advertencia. Es una llamada a confiar. Porque el juicio verdadero solo puede hacerlo Aquel que ve lo que nadie ve.
Dios no solo evalúa actos. Examina intenciones. Y eso es algo que ningún ser humano puede hacer con precisión. Podemos ver lágrimas… pero no siempre sabemos de dónde vienen. Podemos observar errores… pero desconocemos las luchas detrás. Por eso, el sábado, más que un día para analizar la vida ajena, es un día para mirar hacia adentro, con reverencia.
Jesús mismo, al hablar del juicio, no lo relegó a tribunales humanos. Él enseñó que vendrá un día en que “los secretos del corazón” serán revelados (Romanos 2:16). No para humillarnos, sino para mostrar con justicia lo que realmente hubo en cada decisión, en cada sacrificio silencioso, en cada oración no vista.
Hoy, mientras descansamos en el sábado, recordemos: hay un tiempo para cada cosa, incluso para el juicio. Y ese tiempo le pertenece al Señor. Él conoce la verdad de cada historia. Incluso la tuya. Él sabe lo que nadie vio. Él valora lo que hiciste en lo oculto, en lo pequeño, en lo fiel.
Y lo más hermoso de este versículo es el final:
“Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.”
No se trata de un Dios que busca condenar. Sino de un Dios que desea reconocer, honrar, resaltar aquello que en esta vida pasó desapercibido. Las madres que criaron con fe. Los obreros que trabajaron con integridad. Los enfermos que oraron en el dolor. Los jóvenes que dijeron “no” a lo fácil para decir “sí” a Cristo.
No juzgues… ni siquiera a ti mismo antes de tiempo. Confía. Espera. Y vive cada sábado como un ensayo del gran día cuando Dios mismo hablará con justicia… y también con ternura.
*Feliz Sábado junto al Señor y recuerda que tú vales mucho para Dios.*
*✍️ Manu*